Es injusto que me abandones así, sin
mediar palabra, sin dar una pequeña señal que me indicase que el final estaba
cerca.
Que te vayas sin una nota, sin
explicación alguna, sin dejarme decirte que te quiero y que siempre lo haré.
Que desaparezcas de mi vida sin más,
cuando ayer reíamos sentados mientras cenábamos tranquilamente en el salón que
hoy llora tu ausencia.
Me dejas único con mi sombría existencia,
sin nadie a quien cuidar ni acariciar.
Solitario para la vida, inexperto sin tus
consejos.
Expuesto sin tu sonrisa protectora,
frágil sin tus abrazos.
¿Cómo podré superar tanta falta de todo?
Lloro contigo en mi regazo. Confío en que
mis lágrimas sirvan de bálsamo para tus heridas que ya no sangran más que en
mis recuerdos.
Te bendigo luchadora eterna, compasiva
como pocas. Que tengas un buen viaje.
Se feliz allá donde habitan los que nos
dejan.
Sólo te pido mamá, mamita mía que tanto
me cuidaste de crío, que no olvides que este hijo que dejas te extraña. Que no
te olvidará, que te debe la vida y su persona, que te ama, en fin.
Mamá, mamita mía, descansa luchadora,
que mientras yo camine, tú seguirás viva.