Tuesday, July 28, 2015

Incomprensible

Tendría que estar prohibido que las calles de una ciudad estuvieran vacías.
Tendría que ser delito no tener gente con la que compartirlas.
No tiene sentido que aún siendo de noche no estén llenas de vida.
Y que el bullicio del gentío no intente protegerme de su soledad fría.

¡Es que es incomprensible!

Pero por suerte no funciona así y yo sólo puedo sentirme alegre
porque no necesito fingir, ni tampoco protegerme
porque puedo pararme a debatir o simplemente volver y parecer ausente
sin nada que evadir, sólo pensando en el presente.

¡Cómo puede ser que no lo eviten!

Wednesday, July 22, 2015

Y si...

Y si me mirases a los ojos y me dijeras la verdad,
y si somos dos polos atrapados en un desván,
y si hoy canto solo por el placer de no pensar
y si ayer se acabó todo y hoy vuelvo a empezar.

Me ha temblado el pulso en tus labios, la verdad,
no por ser iluso, sino por lealtad,
a ese yo siempre confuso que peca de terquedad,
al mismo obtuso, que ama en libertad.

No es raro que te sueñe entre mis sábanas
sólo a tu lado se puede. Sin emociones desgastadas
olvidando lo que duele, sumando nuestras alas
construyendo juntos puentes, rebelando nuestras almas.

Sin amargas despedidas que abrumen.
Sin miradas perdidas que asusten.
Con caricias tímidas que sumen.
Contigo mientas caminas y me alumbres.

Friday, July 10, 2015

Brindis por Grecia

Un sonido agudo comienza en la sala alborotada. Poco a poco se le unen más sonidos iguales que hacen callar a la multitud allí reunida.

“¡Un poco de atención por favor!”

Poco a poco el ensordecedor murmullo va desapareciendo. La curiosidad y la alegría reinan en la sala.

“Bueno, en esta ocasión especial que nos ha traído aquí me gustaría brindar por vosotros, por nosotros.

Por aquella edad en la que imaginar formaba parte de la realidad.

Ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, han sido muchos años y demasiado trabajo para que todos pudiésemos estar hoy aquí juntos, comiendo y bebiendo…

-¡OPA! –Toda la habitación gritó con fuerza–.

-¡Opa! ¡Opa! Es cierto… son sólo sueños de niño decían, nos decían que éramos personas de otro tiempo y que no tenía sentido seguir defendiendo lo que defendíamos, que nuestra ideología tenía que desaparecer.

¿Sabéis? Cuando yo era pequeño era difícil, y mucho, poder llevarse algo así a la boca, esta comida que veis ahora en vuestros platos yo sólo podía llegar a imaginarla a través de películas, las que echaban por la televisión, porque no me podía permitir ir al cine. Mis padres intentaban encontrar un trabajo decente pero no se adquiría con facilidad, era imposible.

Vivía en las calles, iba a la escuela y luego me buscaba la vida para poder comer algo más que la triste sopita con pan que me podían ofrecer mis padres. Con mis amigos vagabundeaba, pedía dinero a los turistas adinerados de otros países, sobre todo de Europa.

Y parecía que no había culpables, todo caía desde el cielo, como si los dioses del Olimpo dolidos por el abandono, hubieran decidido cebarse con su pueblo, con nuestro pueblo.
Fue entonces cuando tuve aquella clase de historia que hizo que me cambiase la vida y que hoy pueda estar aquí ante vosotros hablando.
Me hablaron de un país que había tenido que asumir las decisiones de otros países que les había llevado a la ruina más absoluta. Me hablaron de un país destruido por la guerra y el hambre y enfermedades que hasta ese momento no habían existido en aquel país.

La única solución que encontraron fue aislarse y marginarse de aquellos que los habían llevado a esa situación. Un hombre tuvo la suficiente visión para, apoyándose en el sentimiento patriótico, sacar a un país de la ruina. Tuvo que tomar medidas dolorosas sin duda, pero no le quedaba más remedio: la gente de su país, su pueblo, lo necesitaba.

Me sentí inspirado, un solo hombre liderando todo un país, dándole optimismo y energías para resurgir y sólo apoyados en dos ideales básicos que desde entonces guiaron cada paso de mi vida: el amor por los míos, por mi país, y el trabajo duro.

Y con estas dos cosas hoy estamos aquí. El pueblo griego que en su día tuvo que vivir exactamente lo mismo que viví yo, hoy nos ha concedido una responsabilidad muy importante. Hoy tenemos que empezar un nuevo camino solos, sin aquellos que estaban más preocupados por rescatar a los países ricos y sus asquerosos empresarios, mañana mismo grabaré un comunicado en el que mandaré a paseo a toda la Unión Europea.

Poco a poco el público presente comienza a enardecerse y los gritos van aumentando de nivel.

A partir de mañana… Nos toca demostrar que el pueblo griego es capaz de valerse por sí mismo, que nuestra cultura merece la pena y deber ser respetada, que somos ricos porque lo único que necesitamos para salir adelante son nuestras manos.

Una nueva Grecia es posible, y en ella no queremos asquerosos que no tengan sangre helena por sus venas, vamos a detener y encarcelar a todo aquel que no hable de la supremacía de la raza griega… ¡¡Vamos a eliminar la suciedad inmigrante de las calles!!

Y por supuesto a todos esos países que nos dejaban morir de hambre, que permitían que los nuestros se quemasen en frente del Parlamento, los vamos a mandar a paseo, que se mueran todos.

Mañana recogemos el testigo de la obra de Hitler y comenzamos un nuevo camino de gloria y honor para Grecia.

-¡¡Viva Grecia!!

-¡¡VIVA!!”

Y todos beben la copa que tenían en la mano de un solo trago. Están contentos, les había costado ganar las elecciones, pero todo el esfuerzo había merecido la pena… Incluso habían tenido que soportar un gobierno comunista… En su propio país…

Pero ahora eso se había acabado, tantos años de humillaciones y expolio tocaban a su fin. Gobernarían con puño de hierro y harían pagar a todos los que los habían ofendido tantos años. Era hora de empezar a repartir las cartas por sí mismos, y ellos no tenían que guardar las apariencias como los demás…

“Se arrepentirán… ¡¡POR GRECIA!!”


Así fue como Grecia recuperó ese último recodo que necesitaban: la esperanza. Aquella que desde Europa le robamos, y que sólo el odio fue capaz de devolverles. La historia siempre la usamos para olvidarla. Ojalá esto no llegue a pasar.