Un fantasma recorre mi razón,
es el fantasma de tu amor.
Y siempre vuelves y me desarmas
implacable no descansas
hasta hacerme sentir indefenso
pensando que somos perfectos.
Estoy cansado no obstante
de que tu conversación me atrape
de que no importe el tiempo que pase
y cada vez que me mires me arrastres.
Nunca he creído en el destino
pero me has hecho adicto.
Como Segismundo sin delito
parezco condenado a tu hechizo.
No importa que apenas nos veamos
vuelvo y me derrumbo a tu lado.
¿Qué es lo que pasa? ¿Que tienes
para que otra vez empiece?
Aquí sigo a vueltas en este sinsentido
sospecho que no sé lo que digo.
Debe ser, no lo dudo, algo bonito
pero sólo cuando estoy contigo.
Mientras, me quemo sin motivo...
¿Por qué no nos atrevimos?