“Lo
nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whiskey on the rocks”, se
lamenta y desgarra Sabina en su canción.
Y
hecha la excepción de quererte querer, hoy me encuentro en este mundo
descomunal.
Atardezco
descansado y vacío. Recuerdo pedirte que nos dejaras pasar sin miedo, un sueño
tonto, no más.
Me he
quedado como un perro de nadie ladrando.
No
sé contra quién voy, ¿o es que acaso hay alguien más aquí?
Detesto
ser el que va detrás y siempre falla, así que grito con toda la fuerza en mis pulmones:
What’s going on? Estoy seguro de que ya lo has escuchado, pero no creo que
nadie se sienta como yo por ti ahora mismo.
¿Qué
tiene tu veneno?
Llamando
a las puertas del cielo, no me arrimo a una buena.
¿Me
cogerías la mano si te viera allí? Sé que no pertenezco allá donde no habrá
lágrimas cuando nos veamos.
Porque
nada más importa. No puedes tener siempre lo que quieres.
Pinto
de nuevo las canas de mi corazón, me miro al espejo, mañana será otro día.
Seguiré
escuchando con el corazón, ya en los huesos, y evitaré la silla en la que todo
se derrumba.
Que un año no es nada, derrocharé la vida y tardaré en olvidarte 19 días y 500 noches.
Que un año no es nada, derrocharé la vida y tardaré en olvidarte 19 días y 500 noches.
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