"ROBERT:
Lehman Brothers ci scommette.
“Voto a favore”
All’unanimità.
E avanti allora con il nuovo marketing:
l’importante è vendere,
l’importante è che le casse si riempiano,
l’importante è che la gente compri,
e se “Standard & Poor’s”
ci tiene il termometro fisso sotto il braccio
anche noi ce l’abbiamo un termometro
eccome
e sono i supermercati.
Super store.
Mega store.
Manifesti pubblicitari grandi come case.
E un fiume di soldi che scorre tutti i giorni
come un mare
un oceano
gigantesco
sterminato
di bandiere Coca-Cola
rosse
rosse
rosse come quelle della Russia
rosse come quelle della China
rosse come l’invidia
di tutta quella parte di pianeta
che sotto la falce
e sotto il martello
si rode
eccome
di non poter comprare
but I have a dream,
yes
I have a dream
ed è di vendere prima o poi anche a voi,
vendere
vendere
vendere
a tutti quanti
carrelli pieni
senza distinzioni
bianchi e neri
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali
perché tutti abbiamo il portafogli
vendere
vendere
vendere
senza primi
e senza ultimi
senza posizioni
uomini e donne
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali
perché...
... perché tutti abbiamo un conto in banca
I have a dream,
yes
I have a dream
ed è che tutti i soldi
d’ora innanzi
siano uguali
sotto il sole
e
non solo sotto il sole,
perché la NASA ci ha chiesto soldi
per mandare un uomo sulla Luna:
I have a dream,
yes,
I have a dream
ed è far soldi anche lassù.
Bobbie sorride.
Lehman Brothers in eterno.
Poi si morde il labbro.
Lehman Brothers in eterno.
Bobbie hai capelli bianchi.
Lehman Brothers in eterno.
Ma dopo di me
con chi?"
Las luces del teatro se apagan, comienzan los aplausos, la gente empieza a levantarse de su silla para vitorear a seis actores que han llenado las carnes de 138 personajes, 6 de ellos de la familia Lehman, y yo me he quedado absorto en un fragmento de la obra, ese fragmento que me parece tan cierto, ese, que habla de la igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar.
Tomé consciencia por primera vez de lo que es una Revolución leyendo a Gramsci, que no hacía más que reproducir una noción marxista (presente en el Manifiesto Comunista, que se me escapó en su momento) y lo hice porque Gramsci habló del cristianismo, habló de éste como una revolución en el culmen porque había conseguido una hegemonía cultural tal que había cambiado las formas filosóficas, morales e incluso de consumo. Me pareció revelador por esos pensamientos pre-púberes en los que me planteaba, ¿y qué pasa si son los ricos los que empiezan a hacer rap protesta? ¿O manifestaciones peleando por lo suyo? ¿Cómo sería?
La respuesta es que no lo harán porque no lo necesitan porque tienen el control del sistema hasta un punto a mi modo de entender alarmante.
En la obra de teatro Lehman trilogy me han hecho caer en un hecho que me parece ilustrativo. Todo el mundo ha oído decir que el capitalismo necesita crisis mayores o menores, para regenerarse y sustentarse. Cuando hubo el crack del 29, hubo un serio intento de planificar la economía, lo que vino a llamarse el New Deal, Keynes ganó la partida a Hayek, se creó el FMI con la intención de ayudar a los estados a pagar sus deudas y éstos, principalmente EEUU, empezaron a garantizar ciertos derechos poniéndose así freno a una etapa de capitalismo financiero salvaje en el que la mayor parte del dinero no existía.
A pesar de ello, y con las nuevas medidas llegaron las crisis del petróleo en los 70, sin ser grandes crisis devastadoras fueron suficiente para que en los 80 cambiara la historia; Thatcher y Reagan llegan al poder e introducen cambios culturales simples, pero por simples como una semilla, consiguieron germinar como un árbol que se convirtió en bosque e hizo que todo el mundo se pensase propietario, capitalista con capacidad para comprar, comprar y comprar...
Fuimos evolucionando con esa mentalidad y el capitalismo financiero volvió a ser libre, cada vez se firmaban más tratados de libre comercio, internet revolucionó las comunicaciones y las formas de producción y llegamos a 2008 cuando tuvimos (¡oh sorpresa!) otra megacrisis como en el 29, ¿y la salida fue como la del 29? No, las políticas que se llevaron esta vez en Europa (otros países ya las habían sufrido) fueron recortar en lo social, desmembrando esos derechos adquiridos. Hemos dado pasitos hacia atrás en lo económico y en España se ve claro con los recortes y sobre todo con la ley laboral de 2011.
Pero no es en lo único que hemos dado marcha atrás: ley de seguridad ciudadana, elitización del acceso a la justicia, límites a la libertad de expresión...
La mejor táctica para que un sistema perdure es incluir a sus críticos en el propio sistema, normalizar la crítica y hacer de su discurso algo cotidiano, la otra, es imponer una cultura que beneficie al propio sistema (eso pasa por defecto).
"...igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar..."
Bajo esos términos que creo ciertos en nuestro sistema, lo que importa es el dinero y nada más, eso nos iguala, frente a la raza, al género, a la religión, a la cultura... No nuestra condición humana. Y eso, está tan interiorizado por el sistema y sus componentes que nos hemos creído que de verdad hemos avanzado. Son sólo palabras pero qué daño pueden hacer. Creemos que hemos avanzado porque ya no esclavizamos a los negros en EEUU, creemos que somos éticos por tener un móvil más decente, porque nuestras camisetas son de comercio justo, ecologistas porque compramos con el sello verde y así... Y no nos preocupa que en realidad estemos esclavizando en África (que así se ve menos), que el sello verde tenga que recorrer miles de kilómetros haciéndolo nada ecológico; porque no sirve de nada un móvil "fair" o camisetas de comercio justo si necesitamos renovarlo cada X meses o pocos años, sólo por estética, sólo por moda, sólo por la última necesidad que exista.
El problema es que esa forma de consumo, se convierte en una moda más como la hipster, la vintage o la pija. Cambiamos en lo superficial el consumo y nos convertimos en otra forma de consumo más friendly.
Ese es el problema, que las palabras son suficiente para que creamos que los hechos dejan de ser los que son, los significantes han destruido y desterrado los significados.
Creemos que hemos mejorado y evolucionado cuando vivimos la segunda crisis migratoria de la historia por guerras y explotaciones que hemos creado como occidentales, creemos que vamos a mejor porque "mira, ya hay más de una opción política" pero no todas tienen las mismas garantías y las que las tienen, sustentan el mismo modelo de producción y consumo. Y así con todo.
Uno podría establecer que no somos racistas cuando acogemos en vez de no acoger, y no cuando acogemos "más que antes", que somos una democracia cuando los pueblos gobiernan de verdad y no cuando decidimos "más que antes", que existe libertad de pensamiento cuando no te encarcelan por lo que piensas y no cuando sólo encarcelan a unos pocos, porque antes de haber grandes faltas y de existir regímenes que cometieron verdaderas atrocidades, siempre hubo otros que defendían el mismo modelo de organización que "lo hacían menos que" el salvaje que vino después.
Se es racista o no, se comenten crímenes contra la humanidad o no, se es demócrata o no, hay cosas para las que no valen las medias tintas, porque en esas medias tintas nos desangramos.
Los significantes vs. significados.
Todo márketing: el racismo ha acabado en EEUU porque un negro gobernó, hay menos guerras porque ya no nos las cuentan (o sólo unas pocas), la Iglesia se renovó porque puso un papa progre, en España hay una coleta revolucionaria que quiere cambiarlo todo para que básicamente volvamos a estar como un poco antes de que todo fuera mal...
Todo es márketing y significantes sin significado, todo es espectáculo, incluso las polémicas como la del monólogo racista de Rober Bodegas: "es que el humor no tiene que tener límites". Es que nadie ha dicho que no te puedas reír de lo que quieras, pero si coges un puñado de estereotipos falsos los presentas como una verdad absoluta sobre una etnia estás haciendo política, perpetúas una situación de vulnerabilidad y eres racista, porque como cómico, también se te puede criticar por racista, no estás exento de crítica. Y entre tanto a nadie le importa una mierda la etnia gitana y su discriminación.
Mucho significante y poco significado, con un único objetivo: mantener el consumo, que sigamos siendo libres... comprando.
Vivimos una revolución, la de los significantes sobre los significados.
P.D.: Galeano lo expresa mucho más bonito en sus libros, léanlos por favor.
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