Wednesday, September 9, 2015

Plano secuencia de un recuerdo.

A papá siempre le gustó dibujar en su figura ese aire gris que tenían las películas de antaño. La mirada profunda del protagonista, normalmente un hombre con mucho orgullo, serio, intenso...
Se quedaba observándote fijamente en medio de un discurso, silencio tenso a la espera de la sentencia que irremediablemente iba a determinar el futuro. Era difícil no callar cuando él comenzaba, tenía ese aire que hacía que la lógica quedase de su lado, como si de un conjuro se tratase, y sólo un tiempo después cuando rebobinabas todo lo que había dicho, encontrabas qué decir. Un paso por detrás, lo justo para que él ya tuviese respuesta a lo que pudieras decir. Creo que se sentía un poco Al Pacino.

Eso me pasaba a mí con ella, iba por detrás. Es cierto que no tenía nada que ver con papá, ella era más bien al contrario de carácter dulce y suave, demasiado risueña como para no despertar ternura. A pesar de ello yo veía que tenía carácter, imponía sus preferencias de una forma clara que apenas te daba opción a protestar, pero no creías que pudiera haber maldad o intencionalidad. No sé porque esa asociación, supongo que ella me recordaba esa sensación tan síndrome de Estocolmo.

Creo que me gusta estar encantado. Nací cobra, me embeleso con el sonido de la flauta y bailo al son de la melodía si ésta me conmueve. Bueno... eso ya no me pasa, pero sí que me dejo hechizar cuando hay una mente tocando.
Maldita droga la conversación... y sus caricias. No con las manos, sino con los ojos, con ese deje inocente en su risa, esa alegría que irradia a su alrededor por la cosa más insignificante, a veces incluso por ti. Entonces estás perdido.

Justo como en esas películas de serie B donde uno de los dos, dañado por la vida, mira intensamente a la otra persona disfrutando de la imposibilidad de que ésta se acerque y ponga color a ese blanco y gris con moteado negro de las pantallas de cine de los años 50 en las que Orson Welles proyectaba su locura.

Escribo estas líneas como lo haría papá si eso hubiera sido lo suyo, con una copa de whisky con hielo en un escritorio lleno de papeles sin ordenar, con la habitación llena de ropa que aún no siento que deba recoger y una cama abierta deseosa de albergar mi soledad una noche más sólo unas pocas horas.


Bonito fin para este plano secuencia que mañana tendrá continuación. Buenas noches.

1 comments:

Unknown said...

No sabría decir por qué, pero me gusta. :)

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