Se va y
ya no volverá.
Se va y
ya no volverá.
Allá
hacia el mar en lontananza
donde
los poetas pintan o cantan.
Se va y
ya no volverá.
Lleida
impasible no llora
por
desgracia llegó la hora.
Se va y
ya no volverá.
Se va y
consigo se lleva
esa
sonrisa triste, lóbrega,
pero la
más sincera.
Se va y sin
él se olvida
la
esperanza de la lágrima
que ante
la muerte abriga.
Se fue y
ya no está.
Se fue y
no me olvido
de sus
consejos y cariño
siempre
mostrándome el camino.
Se fue y
aquí me quedo
luchando
el desierto
feliz,
siguiendo su recuerdo.
Gracias,
maestro.
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