[...]
-Que sí,
que sí, que te entiendo... Vale... Ya... Sí, sí, sí, si lo entiendo y es cierto
en parte... Vale... Que sí... Pero es que John era mejor, ¿qué no entiendes?
Paul, es muy bueno, pero John...
Pausa para
las risas. Debía ser la centésima vez que mantenían esa conversación, y siempre
acababa igual.
-Venga
tío, hablamos, sí. De tu parte, que estoy dando una vuelta aquí con ella.
Cuídate, un abrazo.
+¿Otra vez
él?
-Sí.
+Oye, respóndeme
una cosa, ¿alguna vez me vas a querer tanto a mí cómo a él?
-A ver
compi, hay cosas que no me puedes pedir, esta es una de ellas. Además ¿por qué
te comparas? Sois diferentes, los sentimientos también.
+Ya bueno,
pero es que he recorrido medio mundo contigo, he aguantado tus ideas peregrinas
y tu trabajo muy dignamente, ¿sabes? No sé...
-Ya, ¿pero
sabes algo que he hecho contigo y que no he hecho con él?
Los dos
quedaron callados mirándose con complicidad antes de echar a reír.
-Me
refiero aparte de eso... Pedazo mal pensada.
+Ya
claro... Pero es lo que os falta.
-Noooo,
bueno, quizás... No, no, ahora en serio. A ti te he escrito un millón de veces.
Y lo sabes...
+Eso es
trampa y lo sabes, no me has escrito tanto y además nunca me dices cuándo es
por mí y cuándo por otras.
-¡¡¡¡OH!!!!
¡¡Pero qué poca vergüenza!!
Volvieron
a reír.
"¿Qué
fue de nosotros los independientes?
Qué de aquellos planes solitarios,
qué de los momentos especiales arbitrarios
qué de esa conexión entre nuestras mentes.
Qué de aquellos planes solitarios,
qué de los momentos especiales arbitrarios
qué de esa conexión entre nuestras mentes.
¿Qué fue
de aquellos: "sin compromisos"?
Qué de aquellas reglas que pusiste
qué de no romperlas y qué si no pudiste
qué de aquello que convertimos en vicio.
Qué de aquellas reglas que pusiste
qué de no romperlas y qué si no pudiste
qué de aquello que convertimos en vicio.
Si todo aquello pasó pero no y fue sin ser
qué hacemos ahora con esto que no es.
Ahora que nada es real y es tan serio,
después de que cada día nos juremos lealtad.
Y basta de
romper cuerdas en tu nombre,
de rasgar la garganta en mitad de la noche
de escribir como escape, por cierto mediocre
imaginando un ligero y tránsfugo roce.
de rasgar la garganta en mitad de la noche
de escribir como escape, por cierto mediocre
imaginando un ligero y tránsfugo roce.
Basta de
excusas y malos tragos solitarios.
A otro con ese cuento que este perro con pulgas
ya sabe conseguir comida. A otro, que éste ya no ladra,
aúlla por cada día lejos de ti. Y se lame,
consciente del tesoro enterrado bajo tu sonrisa."
A otro con ese cuento que este perro con pulgas
ya sabe conseguir comida. A otro, que éste ya no ladra,
aúlla por cada día lejos de ti. Y se lame,
consciente del tesoro enterrado bajo tu sonrisa."
+Eso no lo
has escrito nunca.
-Tienes
razón, eso me lo acabo de inventar, pero no dirás que no es maravilloso que con
sólo mirarte pueda inventarte de esta manera.
+Siempre
voy a perder, ¿verdad?
-Siempre
es mucho tiempo, querida.
+Ya... Oye
tú...
-Dime...
+Que
eso...
Se
volvieron a mirar y sonrieron.
-Sí yo
también... eso.
[...]
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