Lunes: voy a cenar con unos amigos a Gràcia, entre ellos te has colado tú. Nos miramos, suficiente para perder los colores y los sabores, las fragancias y los gritos a nuestro alrededor. Solo nuestra conversación toda la cena y un leve roce en mi mano al despedirnos.
Martes: me llega un WhatsApp: "¿Podríamos quedar para cenar, no? Atrévete."
Miércoles: volvemos a quedar, me hablas de América Latina, de mochilas, de aquella porra que casi te da, de Ismael Serrano y las noches en el Café del Teatro. Toca despedirnos, no quiero esperar más, ni que me empujes más, ya me tiro yo, te beso. Adiós vida.
Jueves: me agarraste y me dijiste que me pusiera un pañuelo en los ojos que tenías una sorpresa para mí.
Desperté y me presentaste tu mundo en tu isla, me subiste al Bervell y me fascinante con s'Horta del Rei y la catedral, con luces en los ojos sonriéndome amor, disfrutando de mi incredulidad, acariciando el presente, casi parando el tiempo. No sabes lo mucho y bien que te quiero. Te quiero tan bien...
Viernes: estamos raros. No sé qué pasa exactamente. Últimamente hay demasiadas conversaciones para hablar, intentar entender nuestros procesos y puntos vitales.
Sábado: te has ido muy mal. Todo empieza y todo acaba, no sé en qué momento lo nuestro fue acabar. No es que no tenga vida sin ti, es que mi vida contigo era mejor. Lloro, te extraño, te escribo con diferentes nombres, versos, cuentos, dramas y canciones. Nunca tragedias.
Domingo: despierto y pienso. Hoy decido quererte, perdón, queremos para casi siempre. Por lo que fuimos, por lo que somos y seremos. Casi siempre porque quiero días para lamentar que ya no somos lo que éramos.
Sin rencores, sabiendo que lo que compartimos fue único y distinto, irrepetible pero innecesario, un regalo que nos hicimos porque quisimos. Gran paz, gran amor.
En serio, te quiero tan bien...
Gran finito.
0 comments:
Post a Comment