Mírame
a los ojos, fijamente, muy fijamente. Olvida mis pasiones y centrémonos sólo en
las tuyas. Como si fueses a comenzar mi desenlace.
Me
gustaría ser un libro para reflejarme en tus ojos cada noche, para ser el
motivo de que disfrutes a escondidas en cualquier momento totalmente absorta.
Pero
miento, sería cientos, miles, tantos como necesites.
Me
gustaría ser ese valor inocente que te inspiraron Julián, Dick, Ana, Jorge y
Tim.
Me
gustaría ser el corazón de Jack y la cabeza de Kirtash para engancharte.
Me
gustaría ser tu primera vez volando con Alexander Cold y su abuela Kate.
Me
gustaría ser la intensidad con que viviste tras el velo de Mariam y Laila.
Me
gustaría ser la ternura Salvatore o la centenaria Úrsula brillando en tus ojos.
No
es que quiera ser tu todo, no estoy loco. Es sólo que no me importaría
dárnoslo.
La
pasión con la que recitas a Neruda, Salinas o Benedetti.
La
sorpresa del perdón a Don Juan de Doña Inés.
El
acento de Galeano susurrándote al oído historias de Nadies.
La
prosa de Onofre de Bouvila y las Expos en Barcelona.
El misterio indescifrable y casi eterno
de Julián Cárax.
El deleite de entender a Descartes, Hume,
Marx o Nietzsche.
Quiero y no quiero.
Porque hay libros mucho mejor escritos
que yo, y a pesar de que lees infinidad de ellos, a mí me lees casi cada día.
Me lees como nadie lo ha hecho, me
disfrutas sin cansarte, sólo porque quieres, siendo tan tú.
Lees mucho y no me importa, te quiero
libre como la poesía, completa como las buenas novelas. Sólo por esa sonrisa
tan feliz, porque la compartas conmigo.
Ser sólo un libro y sentirse afortunado
porque poca gente como yo sabe que el mejor sitio donde se puede estar es en
tu mesita de noche, cerrado, esperando a ser abierto.
Cómo quiero ser tu libro.
0 comments:
Post a Comment