Ese instante entre el relámpago y el trueno esa pausa en la calle después de un frenazo, el silencio antes de un veredicto; notar el corazón en la garganta, el pecho golpeando fuerte, un vacío en la boca del estómago y el debate eterno conmigo mismo.
Eso era espera...
Hay una vela en nuestra burbuja que palidece mientras el poco oxígeno que nos queda va desapareciendo, amenaza con dejarnos a oscuras del todo; antes de habernos visto las caras, de habernos mirado, antes de haber alumbrado nada.
Y la burbuja cada vez es más porosa, se oye el ruido de fuera, el ruido de imposibles. Empieza a calar en nuestro hueco la lluvia, aquella a la que teníamos tanto miedo, quizás algún día nos demos cuenta de que sólo mojaba, que jamás podría habernos ahogado.
Esa incertidumbre antes de la sonrisa de un niño, el primer día de cole después de las vacaciones, la ilusión de una buena acción, el momento previo a entregar un regalo muy pensado...
Eso era espera...
Las señales, como el arte, como el paisaje, tienen más que ver con el que mira que con lo que son, las causas son cosa humana, las casualidades son cosa de la vida. Qué bonita fue nuestra casualidad y qué mal gestionamos nuestra causa.
La vela agoniza, la burbuja se deshace, poco a poco se cuela el sonido de coches, la luz gris del cielo nublado de Madrid, se acaba el Edén, queda un recuerdo, queda el sonido de los pájaros en la naturaleza, el olor a petricor, las montañas y la modestia que me hacen sentir, esa belleza de todo lo que hay ahí fuera.
Se me acaba la tinta, pero no a mi pluma que sigue pensando. Ya no hay vela, ni burbuja, pero quedan muchas cosas, la realidad, las ganas de soñar. Y también quedamos, en esas ganas de dormir abrazados, en la idea de madrugar un domingo, de descubrir nuestros respectivos mundos y otros allá afuera, queda la alegría de nuestros secretos, la energía después de los pocos momentos que tuvimos, queda tu sonrisa bajo aquella efímera libertad que disfrutamos.
Queda el recuerdo de esa vela y nuestra burbuja.
Queda esperar el futuro ese al que siempre espero.
Quedo yo, otra vez yo, como siempre, como una realidad militante.
Y llueve de nuevo, ya me puedo mojar, la lluvia me acaricia y me reencuentra con lo que soy, recuerdo ontológico diario, y de paso me camufla el alma o el corazón... y los ojos.
Mientras... espero...
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Sunday, October 21, 2018
Tuesday, September 18, 2018
Imagino que me gusta el gato
Me gusta imaginar que jugamos
al perro y al gato
yo te sigo, tú me sigues,
ninguno finge
es cuestión de dos mitades
que cuesta que encajen.
Así que me imagino impertinente
y tiro para que me lleve la corriente
lejos, un poco al menos,
de este desconcierto
que no tengo por vivo
pues ser nunca quiso.
Pienso que es curioso
este mundo al revés tenebroso
en el que yo busco significados
a azares del pasado
e imagino bailando alegre seguiriyas
a ese que del absurdo hacía su día
Valle-Inclán ya ha pensado
cómo titular mi pájaro
ese que se entretiene y lía
con todo lo que sería,
con nuestros no recuerdos
hechos, lo sé gato, de mis enredos.
Así que ahí anda la Lola
con su moño, algo loca
viendo cómo deshila
esta maraña y se imagina
que desaparece la madeja.
Y el imbécil que se enreda
confía seguir imaginando
que la Lola y sus manos
se olviden de este viento
tan repentino y violento
y dejar de perseguir este gato
que uno sabe cuándo dejarlo.
Después de tanto escribir historias
Lola te pido que me hagas una bonita
de esas en las que no imagino,
que ya me llevas liando desde niño
y no soy perro de gatos
ni de pájaros
ni de sapos
ni de asados,
así que mientras me aclaro,
querida Lola, mantenme a salvo
por una vez seamos sanos
el gato que se ande con aquel gato
aunque no nos guste, así todo ordenado,
yo voy andando,
y por el camino gano
ese gato hermano
que quizás con suerte, conociendo mis
atajos,
yo me sigo imaginando con el gato.
Sunday, September 2, 2018
La revolución de los significantes.
"ROBERT:
Lehman Brothers ci scommette.
“Voto a favore”
All’unanimità.
E avanti allora con il nuovo marketing:
l’importante è vendere,
l’importante è che le casse si riempiano,
l’importante è che la gente compri,
e se “Standard & Poor’s”
ci tiene il termometro fisso sotto il braccio
anche noi ce l’abbiamo un termometro
eccome
e sono i supermercati.
Super store.
Mega store.
Manifesti pubblicitari grandi come case.
E un fiume di soldi che scorre tutti i giorni
come un mare
un oceano
gigantesco
sterminato
di bandiere Coca-Cola
rosse
rosse
rosse come quelle della Russia
rosse come quelle della China
rosse come l’invidia di tutta quella parte di pianeta
che sotto la falce e sotto il martello
si rode
eccome
di non poter comprare
but I have a dream,
yes I have a dream
ed è di vendere prima o poi anche a voi,
vendere
vendere
vendere
a tutti quanti carrelli pieni
senza distinzioni
bianchi e neri
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali
perché tutti abbiamo il portafogli
vendere
vendere
vendere senza primi
e senza ultimi senza posizioni
uomini e donne
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali perché...
... perché tutti abbiamo un conto in banca
I have a dream,
yes I have a dream
ed è che tutti i soldi d’ora innanzi
siano uguali
sotto il sole
e
non solo sotto il sole,
perché la NASA ci ha chiesto soldi
per mandare un uomo sulla Luna:
I have a dream,
yes, I have a dream
ed è far soldi anche lassù.
Bobbie sorride.
Lehman Brothers in eterno.
Poi si morde il labbro.
Lehman Brothers in eterno.
Bobbie hai capelli bianchi.
Lehman Brothers in eterno.
Ma dopo di me con chi?"
Las luces del teatro se apagan, comienzan los aplausos, la gente empieza a levantarse de su silla para vitorear a seis actores que han llenado las carnes de 138 personajes, 6 de ellos de la familia Lehman, y yo me he quedado absorto en un fragmento de la obra, ese fragmento que me parece tan cierto, ese, que habla de la igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar.
Tomé consciencia por primera vez de lo que es una Revolución leyendo a Gramsci, que no hacía más que reproducir una noción marxista (presente en el Manifiesto Comunista, que se me escapó en su momento) y lo hice porque Gramsci habló del cristianismo, habló de éste como una revolución en el culmen porque había conseguido una hegemonía cultural tal que había cambiado las formas filosóficas, morales e incluso de consumo. Me pareció revelador por esos pensamientos pre-púberes en los que me planteaba, ¿y qué pasa si son los ricos los que empiezan a hacer rap protesta? ¿O manifestaciones peleando por lo suyo? ¿Cómo sería?
La respuesta es que no lo harán porque no lo necesitan porque tienen el control del sistema hasta un punto a mi modo de entender alarmante.
En la obra de teatro Lehman trilogy me han hecho caer en un hecho que me parece ilustrativo. Todo el mundo ha oído decir que el capitalismo necesita crisis mayores o menores, para regenerarse y sustentarse. Cuando hubo el crack del 29, hubo un serio intento de planificar la economía, lo que vino a llamarse el New Deal, Keynes ganó la partida a Hayek, se creó el FMI con la intención de ayudar a los estados a pagar sus deudas y éstos, principalmente EEUU, empezaron a garantizar ciertos derechos poniéndose así freno a una etapa de capitalismo financiero salvaje en el que la mayor parte del dinero no existía.
A pesar de ello, y con las nuevas medidas llegaron las crisis del petróleo en los 70, sin ser grandes crisis devastadoras fueron suficiente para que en los 80 cambiara la historia; Thatcher y Reagan llegan al poder e introducen cambios culturales simples, pero por simples como una semilla, consiguieron germinar como un árbol que se convirtió en bosque e hizo que todo el mundo se pensase propietario, capitalista con capacidad para comprar, comprar y comprar...
Fuimos evolucionando con esa mentalidad y el capitalismo financiero volvió a ser libre, cada vez se firmaban más tratados de libre comercio, internet revolucionó las comunicaciones y las formas de producción y llegamos a 2008 cuando tuvimos (¡oh sorpresa!) otra megacrisis como en el 29, ¿y la salida fue como la del 29? No, las políticas que se llevaron esta vez en Europa (otros países ya las habían sufrido) fueron recortar en lo social, desmembrando esos derechos adquiridos. Hemos dado pasitos hacia atrás en lo económico y en España se ve claro con los recortes y sobre todo con la ley laboral de 2011.
Pero no es en lo único que hemos dado marcha atrás: ley de seguridad ciudadana, elitización del acceso a la justicia, límites a la libertad de expresión...
La mejor táctica para que un sistema perdure es incluir a sus críticos en el propio sistema, normalizar la crítica y hacer de su discurso algo cotidiano, la otra, es imponer una cultura que beneficie al propio sistema (eso pasa por defecto).
"...igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar..."
Bajo esos términos que creo ciertos en nuestro sistema, lo que importa es el dinero y nada más, eso nos iguala, frente a la raza, al género, a la religión, a la cultura... No nuestra condición humana. Y eso, está tan interiorizado por el sistema y sus componentes que nos hemos creído que de verdad hemos avanzado. Son sólo palabras pero qué daño pueden hacer. Creemos que hemos avanzado porque ya no esclavizamos a los negros en EEUU, creemos que somos éticos por tener un móvil más decente, porque nuestras camisetas son de comercio justo, ecologistas porque compramos con el sello verde y así... Y no nos preocupa que en realidad estemos esclavizando en África (que así se ve menos), que el sello verde tenga que recorrer miles de kilómetros haciéndolo nada ecológico; porque no sirve de nada un móvil "fair" o camisetas de comercio justo si necesitamos renovarlo cada X meses o pocos años, sólo por estética, sólo por moda, sólo por la última necesidad que exista.
El problema es que esa forma de consumo, se convierte en una moda más como la hipster, la vintage o la pija. Cambiamos en lo superficial el consumo y nos convertimos en otra forma de consumo más friendly.
Ese es el problema, que las palabras son suficiente para que creamos que los hechos dejan de ser los que son, los significantes han destruido y desterrado los significados.
Creemos que hemos mejorado y evolucionado cuando vivimos la segunda crisis migratoria de la historia por guerras y explotaciones que hemos creado como occidentales, creemos que vamos a mejor porque "mira, ya hay más de una opción política" pero no todas tienen las mismas garantías y las que las tienen, sustentan el mismo modelo de producción y consumo. Y así con todo.
Uno podría establecer que no somos racistas cuando acogemos en vez de no acoger, y no cuando acogemos "más que antes", que somos una democracia cuando los pueblos gobiernan de verdad y no cuando decidimos "más que antes", que existe libertad de pensamiento cuando no te encarcelan por lo que piensas y no cuando sólo encarcelan a unos pocos, porque antes de haber grandes faltas y de existir regímenes que cometieron verdaderas atrocidades, siempre hubo otros que defendían el mismo modelo de organización que "lo hacían menos que" el salvaje que vino después.
Se es racista o no, se comenten crímenes contra la humanidad o no, se es demócrata o no, hay cosas para las que no valen las medias tintas, porque en esas medias tintas nos desangramos.
Los significantes vs. significados.
Todo márketing: el racismo ha acabado en EEUU porque un negro gobernó, hay menos guerras porque ya no nos las cuentan (o sólo unas pocas), la Iglesia se renovó porque puso un papa progre, en España hay una coleta revolucionaria que quiere cambiarlo todo para que básicamente volvamos a estar como un poco antes de que todo fuera mal...
Todo es márketing y significantes sin significado, todo es espectáculo, incluso las polémicas como la del monólogo racista de Rober Bodegas: "es que el humor no tiene que tener límites". Es que nadie ha dicho que no te puedas reír de lo que quieras, pero si coges un puñado de estereotipos falsos los presentas como una verdad absoluta sobre una etnia estás haciendo política, perpetúas una situación de vulnerabilidad y eres racista, porque como cómico, también se te puede criticar por racista, no estás exento de crítica. Y entre tanto a nadie le importa una mierda la etnia gitana y su discriminación.
Mucho significante y poco significado, con un único objetivo: mantener el consumo, que sigamos siendo libres... comprando.
Vivimos una revolución, la de los significantes sobre los significados.
P.D.: Galeano lo expresa mucho más bonito en sus libros, léanlos por favor.
Lehman Brothers ci scommette.
“Voto a favore”
All’unanimità.
E avanti allora con il nuovo marketing:
l’importante è vendere,
l’importante è che le casse si riempiano,
l’importante è che la gente compri,
e se “Standard & Poor’s”
ci tiene il termometro fisso sotto il braccio
anche noi ce l’abbiamo un termometro
eccome
e sono i supermercati.
Super store.
Mega store.
Manifesti pubblicitari grandi come case.
E un fiume di soldi che scorre tutti i giorni
come un mare
un oceano
gigantesco
sterminato
di bandiere Coca-Cola
rosse
rosse
rosse come quelle della Russia
rosse come quelle della China
rosse come l’invidia di tutta quella parte di pianeta
che sotto la falce e sotto il martello
si rode
eccome
di non poter comprare
but I have a dream,
yes I have a dream
ed è di vendere prima o poi anche a voi,
vendere
vendere
vendere
a tutti quanti carrelli pieni
senza distinzioni
bianchi e neri
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali
perché tutti abbiamo il portafogli
vendere
vendere
vendere senza primi
e senza ultimi senza posizioni
uomini e donne
non deve più far differenza:
siamo tutti uguali perché...
... perché tutti abbiamo un conto in banca
I have a dream,
yes I have a dream
ed è che tutti i soldi d’ora innanzi
siano uguali
sotto il sole
e
non solo sotto il sole,
perché la NASA ci ha chiesto soldi
per mandare un uomo sulla Luna:
I have a dream,
yes, I have a dream
ed è far soldi anche lassù.
Bobbie sorride.
Lehman Brothers in eterno.
Poi si morde il labbro.
Lehman Brothers in eterno.
Bobbie hai capelli bianchi.
Lehman Brothers in eterno.
Ma dopo di me con chi?"
Las luces del teatro se apagan, comienzan los aplausos, la gente empieza a levantarse de su silla para vitorear a seis actores que han llenado las carnes de 138 personajes, 6 de ellos de la familia Lehman, y yo me he quedado absorto en un fragmento de la obra, ese fragmento que me parece tan cierto, ese, que habla de la igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar.
Tomé consciencia por primera vez de lo que es una Revolución leyendo a Gramsci, que no hacía más que reproducir una noción marxista (presente en el Manifiesto Comunista, que se me escapó en su momento) y lo hice porque Gramsci habló del cristianismo, habló de éste como una revolución en el culmen porque había conseguido una hegemonía cultural tal que había cambiado las formas filosóficas, morales e incluso de consumo. Me pareció revelador por esos pensamientos pre-púberes en los que me planteaba, ¿y qué pasa si son los ricos los que empiezan a hacer rap protesta? ¿O manifestaciones peleando por lo suyo? ¿Cómo sería?
La respuesta es que no lo harán porque no lo necesitan porque tienen el control del sistema hasta un punto a mi modo de entender alarmante.
En la obra de teatro Lehman trilogy me han hecho caer en un hecho que me parece ilustrativo. Todo el mundo ha oído decir que el capitalismo necesita crisis mayores o menores, para regenerarse y sustentarse. Cuando hubo el crack del 29, hubo un serio intento de planificar la economía, lo que vino a llamarse el New Deal, Keynes ganó la partida a Hayek, se creó el FMI con la intención de ayudar a los estados a pagar sus deudas y éstos, principalmente EEUU, empezaron a garantizar ciertos derechos poniéndose así freno a una etapa de capitalismo financiero salvaje en el que la mayor parte del dinero no existía.
A pesar de ello, y con las nuevas medidas llegaron las crisis del petróleo en los 70, sin ser grandes crisis devastadoras fueron suficiente para que en los 80 cambiara la historia; Thatcher y Reagan llegan al poder e introducen cambios culturales simples, pero por simples como una semilla, consiguieron germinar como un árbol que se convirtió en bosque e hizo que todo el mundo se pensase propietario, capitalista con capacidad para comprar, comprar y comprar...
Fuimos evolucionando con esa mentalidad y el capitalismo financiero volvió a ser libre, cada vez se firmaban más tratados de libre comercio, internet revolucionó las comunicaciones y las formas de producción y llegamos a 2008 cuando tuvimos (¡oh sorpresa!) otra megacrisis como en el 29, ¿y la salida fue como la del 29? No, las políticas que se llevaron esta vez en Europa (otros países ya las habían sufrido) fueron recortar en lo social, desmembrando esos derechos adquiridos. Hemos dado pasitos hacia atrás en lo económico y en España se ve claro con los recortes y sobre todo con la ley laboral de 2011.
Pero no es en lo único que hemos dado marcha atrás: ley de seguridad ciudadana, elitización del acceso a la justicia, límites a la libertad de expresión...
La mejor táctica para que un sistema perdure es incluir a sus críticos en el propio sistema, normalizar la crítica y hacer de su discurso algo cotidiano, la otra, es imponer una cultura que beneficie al propio sistema (eso pasa por defecto).
"...igualdad entre hombres y mujeres, blancos y negros... todos y iguales porque... porque tenemos una cuenta corriente: porque podemos comprar..."
Bajo esos términos que creo ciertos en nuestro sistema, lo que importa es el dinero y nada más, eso nos iguala, frente a la raza, al género, a la religión, a la cultura... No nuestra condición humana. Y eso, está tan interiorizado por el sistema y sus componentes que nos hemos creído que de verdad hemos avanzado. Son sólo palabras pero qué daño pueden hacer. Creemos que hemos avanzado porque ya no esclavizamos a los negros en EEUU, creemos que somos éticos por tener un móvil más decente, porque nuestras camisetas son de comercio justo, ecologistas porque compramos con el sello verde y así... Y no nos preocupa que en realidad estemos esclavizando en África (que así se ve menos), que el sello verde tenga que recorrer miles de kilómetros haciéndolo nada ecológico; porque no sirve de nada un móvil "fair" o camisetas de comercio justo si necesitamos renovarlo cada X meses o pocos años, sólo por estética, sólo por moda, sólo por la última necesidad que exista.
El problema es que esa forma de consumo, se convierte en una moda más como la hipster, la vintage o la pija. Cambiamos en lo superficial el consumo y nos convertimos en otra forma de consumo más friendly.
Ese es el problema, que las palabras son suficiente para que creamos que los hechos dejan de ser los que son, los significantes han destruido y desterrado los significados.
Creemos que hemos mejorado y evolucionado cuando vivimos la segunda crisis migratoria de la historia por guerras y explotaciones que hemos creado como occidentales, creemos que vamos a mejor porque "mira, ya hay más de una opción política" pero no todas tienen las mismas garantías y las que las tienen, sustentan el mismo modelo de producción y consumo. Y así con todo.
Uno podría establecer que no somos racistas cuando acogemos en vez de no acoger, y no cuando acogemos "más que antes", que somos una democracia cuando los pueblos gobiernan de verdad y no cuando decidimos "más que antes", que existe libertad de pensamiento cuando no te encarcelan por lo que piensas y no cuando sólo encarcelan a unos pocos, porque antes de haber grandes faltas y de existir regímenes que cometieron verdaderas atrocidades, siempre hubo otros que defendían el mismo modelo de organización que "lo hacían menos que" el salvaje que vino después.
Se es racista o no, se comenten crímenes contra la humanidad o no, se es demócrata o no, hay cosas para las que no valen las medias tintas, porque en esas medias tintas nos desangramos.
Los significantes vs. significados.
Todo márketing: el racismo ha acabado en EEUU porque un negro gobernó, hay menos guerras porque ya no nos las cuentan (o sólo unas pocas), la Iglesia se renovó porque puso un papa progre, en España hay una coleta revolucionaria que quiere cambiarlo todo para que básicamente volvamos a estar como un poco antes de que todo fuera mal...
Todo es márketing y significantes sin significado, todo es espectáculo, incluso las polémicas como la del monólogo racista de Rober Bodegas: "es que el humor no tiene que tener límites". Es que nadie ha dicho que no te puedas reír de lo que quieras, pero si coges un puñado de estereotipos falsos los presentas como una verdad absoluta sobre una etnia estás haciendo política, perpetúas una situación de vulnerabilidad y eres racista, porque como cómico, también se te puede criticar por racista, no estás exento de crítica. Y entre tanto a nadie le importa una mierda la etnia gitana y su discriminación.
Mucho significante y poco significado, con un único objetivo: mantener el consumo, que sigamos siendo libres... comprando.
Vivimos una revolución, la de los significantes sobre los significados.
P.D.: Galeano lo expresa mucho más bonito en sus libros, léanlos por favor.
Thursday, August 30, 2018
Hay personas.
Hay personas que son tan sanas que te curan sólo mirándolas a la cara.
Hay personas que son alegría en lo cotidiano, aventura en la rutina.
Hay personas que son amor brillante, amor comprometido, amor solidario.
Hay personas que son perfectas en sus defectos y no lo ocultan.
Hay personas que son una mecedora para este torbellino que es el tiempo.
Hay personas que son libertad en sus abrazos, el pecho llenándose de oxígeno.
Hay personas.
Hay personas que son como los fueguitos de Galeano, capaces de incendiarse(te) cada instante, cada baile de ideas con cariño y con ternura.
Hay personas que debieran ser eternas no para mí, ni por yo vivirlas, sino porque todas las generaciones no importa cuando, pudieran descubrirlas; porque son luz, porque son esperanza, porque son maravilla.
Hay personas es la noticia y quizás para ellas sobren las palabras y solo haya que conocerlas.
Hay personas que son alegría en lo cotidiano, aventura en la rutina.
Hay personas que son amor brillante, amor comprometido, amor solidario.
Hay personas que son perfectas en sus defectos y no lo ocultan.
Hay personas que son una mecedora para este torbellino que es el tiempo.
Hay personas que son libertad en sus abrazos, el pecho llenándose de oxígeno.
Hay personas.
Hay personas que son como los fueguitos de Galeano, capaces de incendiarse(te) cada instante, cada baile de ideas con cariño y con ternura.
Hay personas que debieran ser eternas no para mí, ni por yo vivirlas, sino porque todas las generaciones no importa cuando, pudieran descubrirlas; porque son luz, porque son esperanza, porque son maravilla.
Hay personas es la noticia y quizás para ellas sobren las palabras y solo haya que conocerlas.
Thursday, August 23, 2018
Original
Hablas en tus silencios mil palabras pensadas que me hacen parlotear como nunca, que me hacen decir lo que nunca diría.
Añoro mis silencios, aquellos que guardé en algún sitio y ahora ponte tú a buscarlos.
Y de tanto decir ya no digo nada, aunque escribo todo lo que no digo... porque jamás tuvo menos sentido explicarte lo que siento, así como nunca tuvo tanto sentido escribírtelo para que no sepas nada.
Más para mí, para recordarme estas cosas que suelo pensar: el impulso, las entrañas, la falta.
Sin idealizarte, conociendo nuestros imposibles.
Echo en falta las miradas y los gestos, esos con los que me contabas tantas cosas que ahora ya no tengo... y a la vez temo el momento en el que nos crucemos de nuevo.
¿Y si todo cambia? ¿Y si ya no veo lo que veía? O peor... ¿y si sí? Lo raro es que ya nos comprometimos, sin sabernos, nos condenamos y ya no hay marcha atrás.
Caminamos hacia el infinito más romántico, más platónico...
Caminamos, en definitiva, hacia la nada más significativa.
¿Qué poco original, no?
Añoro mis silencios, aquellos que guardé en algún sitio y ahora ponte tú a buscarlos.
Y de tanto decir ya no digo nada, aunque escribo todo lo que no digo... porque jamás tuvo menos sentido explicarte lo que siento, así como nunca tuvo tanto sentido escribírtelo para que no sepas nada.
Más para mí, para recordarme estas cosas que suelo pensar: el impulso, las entrañas, la falta.
Sin idealizarte, conociendo nuestros imposibles.
Echo en falta las miradas y los gestos, esos con los que me contabas tantas cosas que ahora ya no tengo... y a la vez temo el momento en el que nos crucemos de nuevo.
¿Y si todo cambia? ¿Y si ya no veo lo que veía? O peor... ¿y si sí? Lo raro es que ya nos comprometimos, sin sabernos, nos condenamos y ya no hay marcha atrás.
Caminamos hacia el infinito más romántico, más platónico...
Caminamos, en definitiva, hacia la nada más significativa.
¿Qué poco original, no?
Sunday, August 19, 2018
Querida amiga
Me llamas amigo y lo imagino agrio en tus labios. Lo dices a menudo, insistentemente, más como un recordatorio que como un sentimiento.
Te llamo amiga y sé que nos estoy mintiendo, y lo repito a diario a ver si así se hace un poco más cierto.
Querida amiga, disculpa que por un momento te sea sincero y no te llame amiga, deja que te mire fijamente a las palabras y te sea terriblemente sincero.
Tengo mucha gente a la que quiero, pero no hay tanta que provoque esa tormenta al ver un nombre escrito en una pantalla, ni ese temblor en el pulso al leer un mensaje, no hay tantas sonrisas en medio de la calle recordando pasajes de nuestras vidas, nuestras bromas y nuestras diferencias.
Y podríamos hablar de ese miedo al contacto físico, del miedo a los abrazos... Podríamos hablar de la distancia hecha de kilómetros y de realidades y circunstancias. Podríamos decir que ser amigos resuelve esta encrucijada, estos caminos paralelos que parecen no encontrarse. Podríamos transitarnos admirándonos así en la distancia, mordiéndonos el labio con medias sonrisas contenidas llenas de ideas, tentaciones y deseos ocultos.
Así podremos volver a mentirnos diciéndonos la verdad, susurrando en mensajes cosas del otro que en realidad pensamos distintas a como las decimos. Y podremos seguir llamándonos amigos, pero querida amiga, recuerda que no eres mi amiga.
No significa eso que la confianza sea falsa o que ese nosotros pierda valor, sino que si "una veta de amor reconoce en los míos [ojos]/ no alerte sus fusiles ni piense qué delirio/ a pesar de la veta o tal vez porque existe/ usted puede contar conmigo " y sé que yo puedo contar contigo, por esta medio verdad que estamos construyendo, porque amar está hecho de circunstancias y nosotros bien lo sabemos.
Así las cosas, cuéntame amiga, ¿que tal fue tu día?
Monday, August 13, 2018
La Amazonas
Nos miramos y nos decimos una vida.
Parpadeo, y en el instante que abro los ojos los ruidos reaparecen; el viento susurra historias irreales de un imaginario colectivo cada vez más desgastado construido con palabras cotidianas.
Me ponen delante de un espejo y yo me miro, por fin no hay nada, unos cimientos sólidos, con todo por reconstruir.
La seda de tus labios se posa sobre mi frente y se instaura el silencio, recuerdo el atardecer en la playa, el tacto de la hierba en los dedos de mis pies, la brisa en la proa de un barco navegante mientras el sol calienta mis ideas; ese efímero infinito en el que miramos con cada fibra de nuestro cuerpo, ese llenarse de vida que sana cada dolor del camino recorrido.
Y no te has movido, esa vida en microsegundos que pasa cuando decides separar nuestros átomos y todo torna a ser circunstancias.
Achinas la mirada, sonríes por etapas y el silencio vuelve, me lleva a la calidez del fuego haciendo crepitar la madera, al sonido de las cigarras que lo envuelve todo, al rugir de un jaguar a lo lejos, a las hojas secas en su deshacerse bajo el peso de la vida.
Preguntas vergonzosa qué me pasa, y me tumbo callado bajo la noche estrellada, las constelaciones dibujan mi alma y las estrellas fugaces graban con su estela una efímera marca indeleble.
Me acaricias y el Amazonas me arruya con sus ondas, me calma y me hace paz, sin zozobra, sin rumbo, sin destino.
Y te vuelves a apartar y la vida vuelve a ser ciudad, circunstancias y realidad.
Quizás la Amazonas, la selva, con su exuberancia inunde todas las cosas.
Quizás la Amazonas, esté más viva que nunca, aunque no podamos verlo, aunque queramos negarla y destruirla.
Parpadeo, y en el instante que abro los ojos los ruidos reaparecen; el viento susurra historias irreales de un imaginario colectivo cada vez más desgastado construido con palabras cotidianas.
Me ponen delante de un espejo y yo me miro, por fin no hay nada, unos cimientos sólidos, con todo por reconstruir.
La seda de tus labios se posa sobre mi frente y se instaura el silencio, recuerdo el atardecer en la playa, el tacto de la hierba en los dedos de mis pies, la brisa en la proa de un barco navegante mientras el sol calienta mis ideas; ese efímero infinito en el que miramos con cada fibra de nuestro cuerpo, ese llenarse de vida que sana cada dolor del camino recorrido.
Y no te has movido, esa vida en microsegundos que pasa cuando decides separar nuestros átomos y todo torna a ser circunstancias.
Achinas la mirada, sonríes por etapas y el silencio vuelve, me lleva a la calidez del fuego haciendo crepitar la madera, al sonido de las cigarras que lo envuelve todo, al rugir de un jaguar a lo lejos, a las hojas secas en su deshacerse bajo el peso de la vida.
Preguntas vergonzosa qué me pasa, y me tumbo callado bajo la noche estrellada, las constelaciones dibujan mi alma y las estrellas fugaces graban con su estela una efímera marca indeleble.
Me acaricias y el Amazonas me arruya con sus ondas, me calma y me hace paz, sin zozobra, sin rumbo, sin destino.
Y te vuelves a apartar y la vida vuelve a ser ciudad, circunstancias y realidad.
Quizás la Amazonas, la selva, con su exuberancia inunde todas las cosas.
Quizás la Amazonas, esté más viva que nunca, aunque no podamos verlo, aunque queramos negarla y destruirla.