Las dos menos cuarto de la madrugada y aún no duermo, y es que amigo mío aún me acuerdo de ti. Cierto es que he dejado de soñar contigo todos los días, que ya no me duele demasiado pensar en tu ausencia o que dejé de llorar por ti.
Pero sigues ahí en mi cabeza, donde anidan anhelos de vida y felicidad, en el núcleo más íntimo y duro de mi persona, para bien o para mal, ahí estás.
No miento al decir que tuvimos muchos desencuentros, tanto me fallaste… Probablemente yo también, pero siempre te mostraste muy orgulloso de mí.
Recuerdo que tuvimos momentos geniales cuando era pequeño y reíamos y jugábamos juntos… ¡Y qué diantres aún puedo escuchar tu voz en determinadas situaciones y emulo lo que dirías sin problemas!
Es por eso que a veces creo que tal vez no fuimos justos el uno con el otro. Ya dudo si fuiste tan malo, pero no me engaño, nunca lo he hecho, me duele pensar la posibilidad de que no fueras positivo. A pesar de que soy como soy en parte gracias a ti, los medios no fueron los apropiados.
En resumidas cuentas, y es lo que importa, te echo de menos, ansío perdonarte, eso seguro, nunca es fácil odiar a quien se ha ido y menos si de verdad te importa, pero mi cuerpo y mi mente me dicen que no puedo hacerlo del todo.
Te seguiré queriendo amigo mío, más de lo que apreciaba en su momento, pero los recuerdos no se borran. Y es ahí donde sin saberlo, te enfrentas al mayor juicio de tu vida. Personas somos y en recuerdos nos convertiremos…
1 comments:
Joder... Qué golpe tan duro esa última frase. Por lo visto, todas las relaciones tienen fecha de caducidad, incluso las mejores amistades. Pero donde muere una, nace otra, crece otra o se reaviva una más.
Un abrazo, amigo.
Post a Comment