Que fácil es cortar los hilos
de un títere descosido.
Qué pronto le llega a éste el olvido
y la paz consigo.
Tiene que encontrar el muñeco
un sitio nuevo.
Necesita tan sólo un nimio hueco
y emprender el vuelo.
Pensar qué rumbo es el que fija
ahora sin guía.
¿Acaso no fue cierto lo que vivía?
El embrujo duró sólo unos días.
Aún emplea su desgastada cabeza,
se siente sin cadenas.
Algo extraño pasa, ya no recuerda
pero en el pecho algo aprieta.
Será quizás que era cierto
piensa en sus juegos.
Aprendió a no tenerlos,
los echa de menos.
Qué agridulce sabor deja
esta libertad con rejas.
Esperando que los hilos vuelvan
vive, mientras sueña.
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