Wednesday, June 3, 2015

Pinocchio

Que fácil es cortar los hilos
de un títere descosido.
Qué pronto le llega a éste el olvido
y la paz consigo.

Tiene que encontrar el muñeco
un sitio nuevo.
Necesita tan sólo un nimio hueco
y emprender el vuelo.

Pensar qué rumbo es el que fija
ahora sin guía.
¿Acaso no fue cierto lo que vivía?
El embrujo duró sólo unos días.

Aún emplea su desgastada cabeza,
se siente sin cadenas.
Algo extraño pasa, ya no recuerda
pero en el pecho algo aprieta.

Será quizás que era cierto
piensa en sus juegos.
Aprendió a no tenerlos,
los echa de menos.

Qué agridulce sabor deja
esta libertad con rejas.
Esperando que los hilos vuelvan
vive, mientras sueña.

Sunday, May 31, 2015

El lenguaje es para los cobardes.

El lenguaje es para los cobardes.

No crean nunca una palabra de lo que les diga o les escriba.
Les puedo explicar la verdad y no haberles dicho nada.
Les puedo mentir y que ni lo sospechen.

Desconfíen del lenguaje y de aquel que le gusta.
Puedo afirmar: “necesito vacaciones” y que muchos lo compartan conmigo
cuando en realidad lo que quiero decir es que necesito vacaciones del mundo.

Las palabras no sirven, son símbolos.
Qué poco valientes somos los que nos escudamos en el lenguaje para llevar razón.
Podemos emocionar sin sentir nada, los más mentirosos.

El lenguaje es para los cobardes... O qué cobarde es el lenguaje.

Pueden decir te odio y que sea el mayor amor que jamás sintieron.
A veces se oye: “No me escuchás”. ¿Y para qué visto lo visto?
No sean locos, no hagan caso de  los mensajes.

Si quieren creer en algo crean en las miradas.
Cuando les quieran decir algo, que sea cara a cara. Pero tápense bien los oídos.
Miren cómo desvía la mirada, observen esa sonrisa al recordarlos, fíjense en cómo respira, si se frota las manos nerviosa.

Y aprendan a confiar en lo que su instinto les dice.
A veces oirán cosas por sus oídos que su corazón no entenderá igual.
La vida es engañosa y lo fundamental no lo entenderán con el cerebro.

El lenguaje es para los cobardes.
Las palabras son muy mentirosas.

Así que háganme un favor y no se crean nada de lo que les acabo de decir, probablemente sea todo falso.

Saturday, May 30, 2015

Inventemos un cuento: Katia. Parte II.

Hola amigos, ¿qué tal estáis? Yo andaba aquí perdido en el sofá de mi casa esperando a ver si pasaba algo distinto, algo que diera un toque de color al día. Pero no pasaba nada. Así que sólo por el placer de repetir experiencias, continuemos nuestro cuento.
¿Cómo lo veis?

Habíamos dejado la historia en un punto muerto algo de un hielo que se deshace…


*****

Ella tenía una facilidad natural para que todo lo que hiciéramos trascendiera, no había nada que a su lado fuera banal, todo tenía una implicación emocional fundamental, ninguna palabra era casual y ningún gesto fortuito.
Cada conversación con ella me estimulaba de una forma que tan sólo habían conseguido los libros más trabajados, todo tenía significado, todo era importante, todo tenía un valor extra.

No nos habíamos vuelto a ver desde aquel día en el bar, pero habíamos pasado horas hablando sobre cómo cambiar el mundo, nuestros miedos y pasiones, aficiones, relaciones familiares… Nos conocíamos en lo formal y había algo, eso estaba claro, pero hasta que no compruebas qué implica ese algo, hasta que no miras a los ojos a la persona una vez lo has sentido, no puedes saber qué es real y que no. Aunque por otra parte, ¿quién quiere saberlo?

Yo estaba algo nervioso, hacía mucho que no vivía algo así, tenía esa sensación que se tiene en la boca del estómago cuando uno está descubriendo algo nuevo, había ido al cine para dejar pasar el tiempo más rápido, algo fácil de digerir que no me supusiera una gran carga, pero sí que me imbuyese en ese mundo distinto que cree que lo irreal no sólo es posible sino necesario, que hace que intentemos que nuestra vida se parezca a las películas.

Llegué a la Seu Vella solitario, a través de los barrios de inmigrantes que están siempre en la calle, juntos, hablando, recordándonos a todos que parte de lo que tenemos de humanos se debe a que somos capaces de pasar tiempo entre nosotros, que no hay mejor momento para conversar que éste y que el tema no es tan importante.

La noche era clara, se podía ver el cielo y alguna que otra estrella que escapaba al ataque continuo de las luces de la ciudad. Subí las escaleras que hay desde la calle Sant Martí y que llevan a un jardín escueto, rodeado por una calzada para que los vehículos puedan acceder al monumento. Atravesé el párking al aire libre y accedí a la fortaleza justo cuando las campanas marcaban la hora con dos toques quedos… pero suficientes para su objetivo. Las 22.30, ya tendría que estar allí. El miedo y los nervios habían atenazado mis pasos. El corazón pesaba dentro del pecho y cada latido amenazaba con ser el último.
Subí la cuesta que pasa entre una de las entradas a la catedral y el bar que rompe con la estética del lugar para llegar al lugar convenido. Una terraza desde la que se puede ver gran parte de la ciudad.


Allí estaba ella, mirando al infinito perdida en sus pensamientos. Casi me podría haber acercado sin que me detectase pero no quería sobresaltos, así que saludé desde la distancia.

-¡Hola!

-¡Ey! ¡Hola! –Respondió ella–.

-Perdona, llego tarde, la película ha acabado más tarde lo que esperaba.

-No te excuses. ¿Qué has visto?

-Una comedia romántica francesa. No era un peliculón, pero estaba bien para pasar el rato.

-¿Tan largo se te ha hecho desde que decidimos vernos? –Bromeó ella–.

-Dame un respiro anda.

Me iba relajando y ya tenía intención de acercarme cuando nos interrumpió un guarda de seguridad.

-Chicos, cerramos ya. Tenéis que salir que sois los últimos.

No protestamos, aunque nos pareció una faena, descendimos por el mismo sitio que había entrado hacía tan sólo un instante y llegamos al párking.

-Qué faena nos han hecho, me habría gustado poder disfrutar de las vistas contigo. –Protestó ella–.

-¿Y por qué no lo hacemos? ¿Ya te has aburrido de mí?

-Qué idiota eres… Nos han echado…

-¿No conoces la pasarela de lengua de serpiente?

-No…

-Yo también tardé en descubrirla. Está ahí en frente, vamos para allá.

Caminamos hablando de cosas que apenas recuerdo ya, sé que le pregunté por Susana y de ahí todo fue evolucionando, sin temas complejos mientras mi cabeza no paraba de pensar cómo encontrar una excusa para rozar su piel sin sentirme idiota.

Andábamos tranquilamente por el empedrado, sin prisa. Se palpaba una confianza poco usual entre dos personas que se habían visto sólo una vez y la frialdad de la tecnología no justificaba esa conexión. Ambos éramos conscientes, pero creo que fue la primera vez que dos personas como nosotros, expertos en salir de situaciones como ésa nos sentíamos temerosos de hacerlo. El miedo a la desprotección…
Llegamos tranquilos al final del camino y se asomó a lo que siempre me ha recordado a una antigua almena solo que cortada por la mitad. Se apoyó, cerró los ojos y respiró hondo mientras el viento jugueteaba temeroso con su pelo.

-Gracias por traerme aquí. Ahora podré disfrutarlo. ¿Cómo lo descubriste?

-La verdad es que tampoco está muy escondido, la pregunta debería ser cómo no lo vi antes.

-Ya me entiendes. Quiero una historia, tu historia… –Me sonrió quedamente–.

-Sí, lo sé...

Pues en una noche parecida a ésta. Era una época mala en la que necesitaba encontrar rumbo y después de salir del cine sentía que no quería volver a casa. Recordé la historia de una estatua que escribió un amigo que se desarrollaba por aquí y quise venir. Nunca había subido sólo… Cuando llegué era tarde y no se podía entrar, un poco lo que nos ha pasado hoy, así que inspeccioné y de repente vi este camino. Sólo tuve que seguirlo y ya ves…

-¿Vienes mucho con gente aquí?

-Qué va… Es mi sitio, ¿sabes? Cuando vengo con gente no quiero traerlos aunque muchos los conocen, es un rinconcito muy mío que no me gusta compartir.

-Creo que es lógico…

-Me gusta venir aquí de noche.

Cuando necesito inspirarme o me apetece vivir lo que siento aprovecho y me acerco.

Aquí arriba todo parece más cercano. Desde el parque donde cada año se recogen todos los caracoles por estas fechas, hasta el hospital que está en la otra punta de la ciudad.
Puedo ver a la mujer que pasea arreglada al lado del río después de una cena tranquila con su marido en un restaurante caro, pero también puedo ver a esta mujer inmigrante que está ahí abajo ahora. Sale muchas noches en delantal y con las zapatillas de andar por casa junto con sus tres hijos a tirar la basura y ver si hay algo abandonado que puedan reutilizar ellos. Ella va algo coja por el dolor de la artritis, o al menos eso dijo una vez.

Y fíjate, aquí el suelo está más lejos, pero sigue muy cerca y el cielo sin embargo, parece tan cercano. Toda distancia se reduce aquí mientras el viento acaricia nuestros perfiles… Pero esto sólo pasa de noche.

-¿La espías?

-Supongo que sí, aunque me gusta pensar que sólo observo… A todo el mundo. Y ya digo aquí está todo cerca, así que es como si me dejasen hacerlo.

-Pues nosotros estamos lejos ahora mismo. ¿Podemos abrazarnos? –Preguntó tímidamente–.

-Ya deberíamos haberlo hecho.


No es sencillo describir lo que sentí al fundirme con ella en ese abrazo, cómo sus dedos parecían dejar quemaduras en cada parte de mi cuerpo que tocaron…

No sé cuanto tiempo estuvimos abrazados, tampoco me importaba nada más, mi mente había quedado en blanco y tenía la sensación de que estaba levitando.
Empecé a notar como su corazón retumbaba sobre mi pecho y su respiración algo más pesada. Fue cuando adquirí una cierta consciencia de la situación en la que estaba.

Nos separamos lentamente, como si cualquier movimiento brusco pudiera hacer que el otro huyera. La piel de su cara fina y suave guiaba mis movimientos. Todo es más fácil cuando no tienes que pensar y tienes esa sensación de que te están guiando.
Nuestros labios se encontraron tímidamente y la vida dejó de tener sentido más allá de aquel momento en aquel lugar.


*****

Volvimos a casa paseando cuando el frío parecía tener prisa por recoger las calles. Bajamos del párking y volvimos al jardín de paso donde algo captó mi atención por el rabillo del ojo e hice un movimiento rápido de cabeza para ver lo que me había parecido una ilusión óptica.

-¿Qué pasa? –Preguntó asustada–

No lo había sido. No podía creer lo que estaba viendo. Una mujer de unos dos tres metros de altura con los ojos cerrados y un largo vestido azul oscuro estaba allí plantada sobre un plataforma de piedra, inmóvil, gélida, mientras el viento agitaba su figura.
Era algo extraño, no me atrevería a decir que era humana aunque el color de su piel bien lo parecía, tampoco de piedra ya que el movimiento del pelo y su vestido desmentían esa sensación intuitiva que transmitía…

-¿Qué tienes? –Insistió asustada–

Yo no sabía que responder… Ella no lo veía, eso estaba claro.

-¿Sabes? Creo que acabo de entender la historia de la estatua de este amigo que te decía antes. La tienes que leer.

Ella dirigió una mirada extrañada al árbol que había situado en el punto exacto al que yo miraba.

-Sí, creo que tengo que hacerlo. –Respondió–

Yo la miré y sonreí. Me encantaba que sólo porque yo viviese una cosa de forma muy real ella lo tomase como algo importante y tan en serio.

Noté que se encogía un poco más por le frío y le apreté con fuerza la mano.

-Venga, vámonos a casa.


Y mientras nos alejábamos me prometí que volvería a ver la estatua de aquella mujer de vestido azul. ¿Qué historia habría detrás? ¿Qué pasa en ese sitio?

Thursday, May 14, 2015

Una semana en la vida de un hombre feminista.

Paro la actividad creativa de este blog para continuar algo que comenzó Barbijaputa hace unas semanas. Dos artículos en los que relataba cómo es la vida durante una semana en la piel de una mujer feminista.

Una semana en la vida de una mujer feminista I.
Una semana en la vida de una mujer feminista II.

Lectura obligada aunque ya me estoy viendo que se me van a pegar palos. El caso es que en el primero nos animaba a hacer este diario y a poder ser a publicarlo.

Ojalá alguna de estas situaciones que voy a contar o de los artículos hace que alguien al menos se plantee que en nuestro día a día somos machistas y no nos damos cuenta.

Ante la falta de tiempo de hacer varios posts, sólo he puesto entero el primer día. Luego hago una recopilación de lo que me parece más heavy de entre todo lo anotado.


JUEVES.

7.56: recuerdo (para mi sorpresa) que el día anterior había decidido hacer este diario y las primeras reflexiones vuelan. Primer beneficio de ser hombre: tengo que hacer un esfuerzo activo por acordarme de fijarme en todas estas cosas, si hubiera sido chica, probablemente algo me lo habría recordado.

8:19: imposible atender en clase, power point killed the teaching star, leo que a Teresa Rodríguez de Podemos le han dicho en el parlamento mientras intervenía: "Cállate bonita" porque el hecho de que lo sea tiene mucha relación con lo que dice. Esto, los socialistas del PSOE.
Muchos dirán es una expresión, vale, ¿os imagináis a un hombre diciéndole "Cállate bonito" a otro?

9:45: veo esta publicación en defensa de los animales en la que se retrata la simpleza de muchos hombres y me sonrío, a ver si no va a salir tan mal el experimento como yo creía.


17:30: El príncipe de Bel-Air en la televisión, esa serie con la que disfrutaba tanto desde pequeñito y que algo habrá influido en mi educación. Pues me enseñó muy bien: Una escena en la que están Will Smith y un amigo suyo y pasa una chica a la que mira de arriba abajo, se dirige a ella caminando en plan macho alfa, a lo que la chica responde yéndose. (Análisis: el cuerpo de una mujer es algo a ser mirado, el hombre ocupando el espacio público, ella se va, lo que hubiera ido a hacer no importa. Es una serie sí, ¿no pasaría en la realidad?)

Pero no acaba ahí la escena, no han pasado 5" del desplante y llega otra chica a la que en este caso sí va a conquistar. ¿Cómo? Con un numerito en el que su amigo hace de baboso y Will Smith de caballero gentil que protege a la indefensa dama. ¿Donde deja a la chica que accede a tener una cita con él esta escena?

20:05: ha jugado el Barça y estoy viendo un resumen del partido. En la intro aparecen imágenes del público. Una de ellas, de una chica atractiva al que el programa ha tenido a bien acompañar con el típico silbido que se hace en la televisión ante una mujer (porque con hombres no se hace) atractiva.


VIERNES.
1:38: salgo con unas amigas, tengo una conversación en la que una de ellas me asegura que ella no tiene absolutamente nada machista.

El día lo paso en casa descansando hasta la tarde-noche que salgo a disfrutar de las fiestas de Lleida.


SÁBADO.
11:00: recién levantado reviso los grupos de WhatsApp y me encuentro en un momento dado un comentario a una chica: "Tú eres la Pérez" (apellido inventado para mantener el anonimato). La persona que dijo esto conocía perfectamente el apellido de esta chica pero en un momento dado la llama con el apellido de su pareja (un hombre).
Podía ser broma, sí, ¿pero no empiezan a ser muchas casualidades que siempre van en el mismo sentido? ¿En los países que sólo hay un apellido cuál se coge por norma?

Reflexiones sobre sexo: los hombres como buenos machos alfa son responsables de los orgasmos de las mujeres. Además, si ellas no llegan al orgasmo no pasa nada, al revés... Bueno, no suele darse esa situación.


DOMINGO.
3:33: en las fiestas de Lleida. Reconozco a una amiga que pasa por mi lado con varias amigas suyas, no se da cuenta de que estoy ahí, así que le doy un golpecito por la espalda y se gira bruscamente y me mira asustada. Al reconocerme se alivia y dice: "Uff qué susto me has dado". ¿Cómo es posible que en un ambiente festivo, con música, con tanto contacto como hay a poco que te quieras mover, una chica se asuste porque le dan dos toques en la espalda? La tensión permanente a la que se ven sometidas.

Pero la cosa mejora, beneficio de ser hombre: me despido y sigo mi camino, me he perdido al pararme con esta amiga y cuando continúo, una chica que no conozco de nada me aborda, me sonríe, me coge de la mano y me dice: "Hoy estoy de celebración, voy a ser tita". Yo le sonrío de vuelta, le doy la enhorabuena y sigo buscando a mis amigas. ¿La ventaja? No sólo no estaba tenso como mi amiga, sino que estaba a gusto, "en mi salsa". Normal, porque a mi no me van a violar.


LUNES y MARTES: muchos micromachismos y reflexiones sobre este tema. Una de ellas. ¿Se puede hablar bien de la feminidad de una mujer sin ser machista? El concepto es en sí mismo machista. Por lo que si me atrae una mujer femenina, tengo que aceptar esa parte machista de mí (esta reflexión me la contó un amigo canario, que no es mía).
Otra, hablando con una amiga (también feminista) de los artículos de Barbijaputa me surge una duda, ¿cómo se liga en un bar o en una discoteca sin ser machista?
Nos quedamos ambos con la duda.


MIÉRCOLES.
18:17: con una compañera hablando, de repente me dice: "Esta chica es una guarrilla". La razón era que se acostaba con tíos estando soltera. Yo cuando me acuesto con chicas no me dicen eso. Seguimos con los beneficios.

20:25: hablando con esta misma amiga feminista del lunes y el martes, comentamos la sangrante proporción de hombres vs. mujeres que hay en las sociedades científicas y no sólo ahí, sino en nuestra propia asociación que es de representación de estudiantes de medicina. Mientras que la población en las clases es predominantemente femenina, la población de los representantes es predominantemente masculina. Y en verdad no es porque a la hora de elegir se prefiera a hombres antes que a mujeres, es porque directamente éstas ya no intentan entrar. ¿Cómo es posible? Eso es machismo estructural.


JUEVES.
8.30: me despierto y abro Twitter. Ahí está la noticia, hoy mismo: Un hombre le corta el cuello a su pareja y ya son 12 las víctimas MORTALES de la violencia de género, todas mujeres este 2015.

Éste es el mayor beneficio de ser hombre, a mí me podrá matar una mujer sin duda, habrá mil motivos para ello, pero nunca será por un abuso de género, porque por desgracia, hay un género oprimido y otro opresor. Es inconsciente en muchos casos, pero ahí está.


No nos tapemos los ojos, por favor.

Sunday, May 10, 2015

Alivio

Menos mal que nos quedan las flores y el viento y las entrañas.

Menos mal que hoy no es ayer y aún puedes, podemos tocarnos.

Menos mal que no es todo un sueño y que ya toca despertar.

Menos mal que nos vivimos sin hacerlo, menos mal que lo hago frío e intenso.

Menos mal que me acuesto y no te nombro misterio, aventura, complicidad y asombro.

Menos mal que me siento bien sintiendo, menos mal que no sentí y lo recuerdo.

Menos mal que aunque nos duela, te quiero.

Tuesday, April 14, 2015

Adiós a Galeano.

Las plumas nunca mueren si volaron con tinta. Me entero de tu muerte tarde y mal, en la biblioteca y con un día de retraso (ayer todo fue intentar luchar contra el sueño y sacar un examen no preparado). Me gusta el haberlo hecho a través de la misma persona que me hizo descubrirte, las cosas cuadran, como si de reencarnación hablásemos.

Hace poco le escribí a un compañero que también nos dejaba sin avisar, en aquella ocasión lo llamé abuelo y lo mismo me pasa contigo. Ayer Gabo, hoy tú. Y no, no me acostumbro a perder abuelos, de esos que con pelo canoso te cuentan algo y tú sólo puedes escuchar con cara de idiota y ensimismado.

Pero es que era imposible resistirse. Cuando el acento de allá aterciopelado se desliza en tus oídos seduciéndote con cada palabra, con cada adjetivo bien puesto…
Cada vez que esa prosa se movía sigilosa ante mis ojos imponiendo el compás, el ritmo al que las sinapsis de mis neuronas vibraban… ¿Pero quién se iba a resistir?

La última vez que te escuché fue a través de mis cascos, en un espacio compartido con otro de esos abuelos que escucho con pasmo cuando le tengo que imponer a la vida calma y algo de sentimientos, te escuchaba con Silvio. Como siempre tú introduciendo el viaje y él haciendo de la primera parada un placer con el que deshacerse, en el que paladear y entregarse a la lujuria de la poesía no está mal visto.

No recuerdo mi primera vez contigo, sé que fue a través de algún vídeo, de estos que te rebotan en las redes sociales, una pequeña chispa. A partir de ahí te fui siguiendo rachas, siempre a través de esa pequeña rebelde que tanto te idolatraba.

Hasta que me tocó irme para allá. No pudo ser, pero esa aventura que no fue hizo que me licenciase en tu escuela, aunque no conozca qué pasa por tus venas, tengo esa escuela encerrada en la mesita de noche, como recordatorio (aunque sólo sea visual) de que hacer religión de la televisión es perjudicial para la salud.

Veo que el otro abuelo uruguayo ya te dedicó unas palabras, veo que la tinta va poco a poco como desangrándose, recordándote… Y sus dueños ya se podrían esforzar en aprender un poco de ti. Yo con los periodistas tengo una atracción fatal, una relación de amor-odio difícil de apagar. Los genes supongo. A ti algo te dio la profesión, aunque compartiésemos el desencanto.

Te dedico unas líneas como si así nos fuéramos a conocer, como si de haber un allá arriba (que no lo creo) esto te fuera a llegar por fax o algo así. En cualquier caso, si hubiera un sitio desde el que ver cómo nos matamos por acá abajo me saludas a Jose Luis y Gabo, que por aquí ya dejasteis dicho todo lo que hacía falta decir y ahora sólo nos queda escucharos.


Un abrazo y como se suele decir en estos casos, que la tierra te sea leve.

Friday, April 3, 2015

Otro día.

Me dejé convencer por tu sonrisa en mis ojos
creí que prometer era sinónimo de todo
que tu cariño no se marchitaría
que la vida no te cambiaría.

Imaginé un mundo en el que creías en nosotros
que lo que pudo, hoy no pondría coto
que Felicidad esta vez no escaparía
que había premisas que no fallarían.

Pero aquí me encuentro otra vez solo
tarareando letras mientras todo
parece que lento se termina
y soy yo el pelele que vigila.

El suelo se agrieta y el mundo cae poco a poco
yo ensimismado moriré pronto.
Me estoy quedando sin salida
pero sigo atado a esta silla.

A antiguos y frustrantes recuerdos
a mi existencia hecha de restos.
Se derrumban las calles y los bares
donde íbamos antes.

Ganando a la muerte con versos
sin pararnos, sin miedos.
Porque la noche nos hizo amantes
siempre inconscientes y sin planes.

Así que hoy no quiero nuevos retos
se agotaron los argumentos.
Del infierno aún guardo las llaves
y por él espero que pases.

Mientras mi castigo aumento
aunque fuera mejor el sufrimiento
en mi silla y con la nada el infinito yace
y yo tranquilo observo. Por fin ya no late.