Monday, July 4, 2016

No hay tanto pan.

Ni para los chorizos ni para Omar
no hay pan, no hay pan
un niño culpable de rezar el Corán.

Un pequeño que ya conoce el mar
por su viaje, por el que creó de tanto llorar
Ni él ni sus hermanas… no hay pan.

Tampoco para mi amiga Iris,
cuya rabia no pudo proteger su casa
puta estafa, perdón, dije crisis.

La misma que dejó sin cama
a mi abuela que murió de tisis
el derecho a la vida, sólo hasta que nazcas.

Pero habrá pronto un castigo,
y votos para la justicia
en este presente baldío.

Que no descansen sus avaricias
el pueblo aún no acabó su camino.
No nos dimos por vencidas.

Las calles volverán a iluminar ardiendo
a pesar de todos los sin perdón
que defienden este estercolero.

Los que anteponen la vida de un contenedor
antes que la de su vecina del tercero
No extraña, no deben soportar su propio hedor.

Ni para los chorizos ni para Omar
no hay pan, no hay pan
pero de él aprendí que siempre se puede volar.

Wednesday, June 29, 2016

Odisea

Entre la muchedumbre y sus gritos
escucho tu voz que me susurra:
NO QUIERO SER TUYA.
No te preocupes, no quiero nada mío.

Disfrutar por fin de la facilidad,
a pesar de la distancia
aunque me consuma el ansia
nuestro único lazo: la complicidad.

Cierro los ojos y nos veo,
aquella noche en tu Parnaso
frotando nuestros cuerpos hasta el ocaso
desbrozando sus versos.

La respuesta no está en el viento,
sino en aquel gemido intenso.
Nuestros espíritus luchando cuerpo a cuerpo
procurando ser eternos.
Venciendo cada día al miedo,
contra sus porras, en nuestro lecho
sin mordazas que aten lo bello
con el puño siempre alto: venceremos.

Esto no es una carta de amor,
no es mi lista de deseos,
te escribo agradeciendo
ese segundo efímero que me salvó.

Compañera, nunca te rindas.
Aquí te espero tejiendo esta tela
y mientras, recuerda:

por favor, protege tu sonrisa.

Tuesday, June 7, 2016

Contar con llevadas

1, 2, 3…

Las veces que veo tu cepillo de dientes todavía en el mismo vaso donde guardo el mío.

Me gusta contar, de hecho soy un profesional del contaje.
Desde pequeño descubrí una magia particular en aquello de poder medir todo; las veces que mamá besaba mis tiernos carrillos, cuánto suena la alarma antes de ser capaz de levantarme para apagarla, el número de veces que miro el teléfono antes de llamarte…

Pero sigo teniendo problemas.

Es que los números tienen diferentes relaciones entre sí y de vez en cuando me pierdo con las que me llevo.
Por ejemplo, el otro día repasaba nuestro último paseo. Fui capaz de contar cuántas veces me miraste directo a la cara: cinco o seis… a lo sumo siete, conté también las preguntas que me hiciste y cuántas eran de verdad; lo primero sumaba varias decenas, lo segundo apenas hacía una entera. También conté  las veces que intenté irme y dejar allí todo congelado hasta que otro fantasma apareciese para aderezar esa ensalada hecha de vacío y silencios con aliño de nostalgia y tus lágrimas (demasiado saladas, demasiado gastadas).

Sin embargo, como casi siempre me perdí en la que me llevaba. Aquel momento en que me dijiste que tú no, pero que si yo sí, ya tal.

También he sido capaz de contar cuántas veces perdí la paciencia, a veces parecen pocas, otras ocasiones parecen muchas para lo que había. Conté las veces que, algo sediento, me sentí amado plenamente por ese espejismo de tu querer y dio justito para no morir.
En estas cuentas me perdí de nuevo cuando me llevé humo y oscuridad.

Ya algo trastocado saqué la calculadora a ver si con algo de frialdad y objetividad me salía el superávit por alguna parte. Tampoco las funciones y estadísticas de ésta me ayudaron demasiado, fiscalicé hasta la última coma de nuestro Excel y algo me debía estar perdiendo, porque no había más que números rojos.

Tan loco me volví, que conté las veces que contamos contigo, contando con no contar contigo, hasta que saliesen las cuentas de tu contador que no contaba con contar.

Claro, demasiadas llevadas.

Y aquí sigo yo, contando con ese fondo buitre: el de ver tres veces cada día tu cepillo en el mismo vaso que el mío, que realmente es todo lo que puedo contar de ti, de mí, de nosotros. Porque de tanto contar ya me cansé, y por no llevarme más, ya no cuento contigo.

Wednesday, June 1, 2016

Paseo por mí

Soy adicto a caminar despacito.

Por Madrid, la ciudad sin barniz.
Aquella en la que los borrachos se encuentran con amigas putas
y les susurran:
¿A cuanto el polvo?
Lo dicen muy enfadados, realmente gritan:
"TE AMO", aún más desesperados

Por las pieles, aquellas que cuando me acarician hacen que me tiente.
Sí, el amor.
Las mismas que me hieren cuando no se comprometen
y hacen que me tambalee
que Soledad me esconda para protegerme.

Por ti, que bebes de mis versos.

Recuerden que soy adicto.

Saturday, May 28, 2016

¿Recuerdas aquella noche?

¿Recuerdas aquella noche?

No pasó nada especial,
salvo que salimos a pasear.
Casi con desgana, por pasar el rato.
Indolente, me agarraste de la mano
y yo te miré muy serio y me replicaste:
"Estás viejo".

"Ya sé" —Contesté—.
"Pero aún te juego como un niño".
Sonreíste, el sol salió...
En tus ojos, en tu risa,
en esa caricia tímida en mi cara.

¿Recuerdas aquella noche?

Apenas fue notable,
salvo porque se te antojó un taco.
Empezaste a hablar emocionada,
de tu trabajo, de que te ibas,
describirías nuevos mundos... la vida.
Yo te miré muy serio y me replicaste:
"Te voy a extrañar".

¿Recuerdas aquella noche?

Me pediste un helado de yogur,
me explicaste los por qués del mundo.
La necesidad de la revolución,
de no esperar, de sentir y soñar.
Te paré, te miré muy serio, y me replicaste:
"Yo también te quiero, ojalá vinieras conmigo".

¿Recuerdas aquella noche?

Llegamos a casa cansados,
riendo, sin pensar demasiado.
Nos tumbamos en el sofá abrazados,
vimos una película con tus comentarios.
Te abracé, suspiraste.
Diste media vuelta, me besaste.
Tan de cerca te miré muy serio, y me replicaste:
"Tienes una mirada muy seria, algo perdida, muy tuya, y a veces no sé lo que piensas".

Analicé como siempre,
no sabía bien qué decirte.
O mejor, no sabía cómo o por qué.
Hablé:

"No espero que me entiendas... Pero lo haces.
Lo bueno de ser yo, es que no tengo que pasar mucho tiempo conmigo. Puedo hacerlo, pero me canso.

Tú eres la que escribe,
la pensadora, la que se mueve.
Yo te escucho, te aprendo,
sólo te apunto.

Quiero que me escribas,
no una postal, ni cientos,
sino en tu diario.
No como un recuerdo,
como tu compañero.

Entiéndeme bien, no es un contrato.
No es que tú seas mi todo,
es que estoy harto de mi nada.
De las resacas que golpean
cada vez que mi soledad aprieta.

Cojo una vez más mi mochila,
no por ti, sino por mí .
Nos elegimos no una vez, sino cada día,
nos va bien yo creo.
Y no son 50 primeras citas,
perdí la cuenta de los ceros.

Escribamos un cuento,
sin azules princesas
ni príncipes que esperan.
Las torres altas me dan vértigo."

Me miraste tan feliz...

¿Recuerdas aquella noche?

Dormimos abrazados en el sofá,
soñando una aventura.
Lástima que aquel volar,
no fuera más que fruto de la escritura.

Sunday, May 22, 2016

Amor fugaz

No anda el mundo sobrado de sentimientos buenos y genuinos como para andar recortando en ellos.

No está el amor para ser encarcelado entre barrotes de eternidad y cantidad, no está para ser menospreciado en el que lo siente de forma sincera y fugaz.

Me enamoré de una mirada de ternura quizás inocente a pesar de la experiencia. Fueron dos vuelos un codazo y medio sueño. Nada más, tan real y tan verdad como que acabó, pero existió.

Me enamoré de una máscara de fortaleza e independencia, de un corazón abierto con espinas, de esa complicidad escondida en miradas furtivas, y su sonrisa, tímida, sin grandes fastos.
Nada más, tan real y tan verdad como que acabó y nos fuimos sin decir adiós.

Me enamoro cada día que la veo. De su sencillez, de su inocencia, de esa inteligencia sensible, de esa pasión que desprende con su deporte.
Apenas le hablo, casi nunca le escribo y me siento indigno de su aire comedido... Y no me acerco... y no le escribo...
Desaparece, tan real y tan verdad como que nunca fuimos.

En el poema de la vida nuestros versos efímeros se renuevan cada día.
Mañana quizás cambien, pero hoy son verdad y se nos olvida.


"Paso que pasa
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
después y solo
solo y después
seguro que me olvido.

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
te quiero
te quiero sólo dos
o tres minutos
para quererte más
no tengo tiempo.

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós."

Mario Benedetti.

Thursday, April 21, 2016

Pero ya queda poco

Camino descalzo, camino de piedras.
Con vistas a infinito mirando siempre atrás.
Al final la libertad del muro.
Corriendo, bendiciendo las llagas.

Medusa a mi lado, no me sostiene la mirada
se ha quedado de piedra.
Mi nada.
Sus serpientes encantadas cascabelean divertidas,
no hay héroe en este laberinto.

Pero sigo hacia delante, con paso firme
los rayos del sol queman, volar no es una opción
aguanta con tus Parcas desgastado hilo.
Con decisión contra el muro
que se vencerá sin razón.

Ya queda poco, susurra el viento.
Y tu nombre y mil promesas.
El adelanto de la primavera
que por desgracia nunca llega

Por fin choco, nadie me avisó
El muro cede estallando…
En pétalos de rosa y espinas,
miel y azufre, ya somos polvo.

Gama de grises que no se va,
los tuyos por tradición,
los míos ya no sé.
Acomodados en la pena,
miedo y locura hacen de las suyas.

Pero ya queda poco, susurra el viento…