Me dijeron que vendrías pronto
y que el tiempo pasa corto,
que no tenía más que dejarme llevar
como las olas del mar.
Así, milagrosamente, querida mejor amiga
desaparecería la pena y la melancolía,
fieles compañeras de travesía.
Pero me engañaron cual necio
pues cada día tiene un costoso precio,
no hay uno que no desgarre un poco
y me haga sentir algo loco.
No es normal esta falta que pesa
esta ausencia tan inmensa
este extrañar que rabia y quema.
Entonces me refugio en la poesía,
abro a Benedetti que también le escribía
a la añoranza mirando su reloj
y lo veo atado, siervo.
Es en ese instante que me dejo pensar
que quizás sí tiene sentido penar
por un ser querido que, esperas, volverá.
Puede que al final todo sea tan sencillo
como mirar el reloj con cara de acertijo
esperando a que adelante algo su paso
pero también puede que no sea el caso,
y que valga con seguir queriéndote un poco cada rato.
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Tuesday, November 19, 2019
Thursday, September 12, 2019
Querida Sole
Querida Sole,
Hacía tanto que no hacía esto que me tiemblan las manos. Hacía mucho que no tenía tiempo, que no lo de-tenía, para escribirte unas palabras.
Es que es tan fácil vivir sin ti de repente…
Ya me acostumbré a llegar a la cama y que no estés, me acostumbré a dormir sin un vacío tan tuyo como mío que me arropaba por las noches.
Es que Sole, hay veces que merece la pena estar sólo, y sé que te traeré de vuelta porque nos hemos hecho la una a la otra. Lo haré como lo hago siempre, como las hojas vuelven al otoño, me deshojaré y reposaré sobre tu frío vientre mi cabeza de nuevo para que me acaricies con tus manos llenas de compasión, para que me meses el pelo lentamente, diciéndome que todo irá bien… Pero es que contigo no era libre.
Hay veces que los barrotes no son cárcel sino un punto donde agarrarse para no caer. Es entonces que, cuando aprendes a ver, lo que era encierro se torna naturaleza. Hay tantas libertades como circunstancias.
Y yo Sole, de repente, me siento más libre que nunca sin ti. Hay todo un camino de lunares hecho para mí que me guía; por su piel fina hasta encontrarme con su mirada achinada, vislumbrándome así como entrecortada, sin pesos ni contrapesos, por esta primavera que no suena a ritmo de bombo y proclamas, ni a descastarse, por la ropa tirada en los rincones de casa, por los segundos de la vida que me hacen llegar tarde sin hacer nada, haciéndolo todo.
Ese camino está alumbrado por luces entrecortadas por los agujeros de mi persiana, cuando agotado y exhausto, me arropo por fin al lado de una no ausencia.
Porque yo, nosotras, éramos ausencias. Y esta no ausencia me abriga cuando la angustia viene, cuando los miedos pesan y llenan mi habitación propia. Casi me atrevería a decir que esa no ausencia es presencia, y lo que es más emocionante, creo que de repente me hace ser presencia. Y qué raro es ser eso. ¿Qué será eso?
Sí Sole, te escribo para presentarte a Felisa y para contarte que por ahora hemos decidido acompañarnos, aunque siempre tendré una cierta debilidad por ti y me veré a escondidas contigo, para seguir dibujando paisajes en blanco y negro, para llenarme de ese otoño tan nuestro que siempre me da perspectiva.
Porque nosotras juntas éramos todo, y con Felisa no siendo nada, somos bastante, cada día un poco más.
Hacía tanto que no hacía esto que me tiemblan las manos. Hacía mucho que no tenía tiempo, que no lo de-tenía, para escribirte unas palabras.
Es que es tan fácil vivir sin ti de repente…
Ya me acostumbré a llegar a la cama y que no estés, me acostumbré a dormir sin un vacío tan tuyo como mío que me arropaba por las noches.
Es que Sole, hay veces que merece la pena estar sólo, y sé que te traeré de vuelta porque nos hemos hecho la una a la otra. Lo haré como lo hago siempre, como las hojas vuelven al otoño, me deshojaré y reposaré sobre tu frío vientre mi cabeza de nuevo para que me acaricies con tus manos llenas de compasión, para que me meses el pelo lentamente, diciéndome que todo irá bien… Pero es que contigo no era libre.
Hay veces que los barrotes no son cárcel sino un punto donde agarrarse para no caer. Es entonces que, cuando aprendes a ver, lo que era encierro se torna naturaleza. Hay tantas libertades como circunstancias.
Y yo Sole, de repente, me siento más libre que nunca sin ti. Hay todo un camino de lunares hecho para mí que me guía; por su piel fina hasta encontrarme con su mirada achinada, vislumbrándome así como entrecortada, sin pesos ni contrapesos, por esta primavera que no suena a ritmo de bombo y proclamas, ni a descastarse, por la ropa tirada en los rincones de casa, por los segundos de la vida que me hacen llegar tarde sin hacer nada, haciéndolo todo.
Ese camino está alumbrado por luces entrecortadas por los agujeros de mi persiana, cuando agotado y exhausto, me arropo por fin al lado de una no ausencia.
Porque yo, nosotras, éramos ausencias. Y esta no ausencia me abriga cuando la angustia viene, cuando los miedos pesan y llenan mi habitación propia. Casi me atrevería a decir que esa no ausencia es presencia, y lo que es más emocionante, creo que de repente me hace ser presencia. Y qué raro es ser eso. ¿Qué será eso?
Sí Sole, te escribo para presentarte a Felisa y para contarte que por ahora hemos decidido acompañarnos, aunque siempre tendré una cierta debilidad por ti y me veré a escondidas contigo, para seguir dibujando paisajes en blanco y negro, para llenarme de ese otoño tan nuestro que siempre me da perspectiva.
Porque nosotras juntas éramos todo, y con Felisa no siendo nada, somos bastante, cada día un poco más.
Thursday, June 20, 2019
Otra vez.
Llego a casa después de machacarme contra la vida.
Veinticuatro horas de trabajo contra la vida.
El silencio me recibe.
Otra vez... otra vez mi casa está vacía.
Lo has vuelto a hacer. Te has vuelto a marchar.
Como siempre que te vas, dejando la casa recogida como nunca:
sin tu ropa en los armarios, los platos lavados y hecha la cama
y en el suelo tiradas tus bragas.
Como para recordarme tu no ausencia,
tu calor a mi lado a la hora de dormir
tener a quién mirar en la oscuridad de la noche,
tener con quien reír a tientas
como descubriendo qué somos juntas
buscando esa materialidad que no somos
ya que no nos podemos coger en brazos y guardarnos
ni tampoco sacarnos para enseñarnos a nuestras amigas y camaradas,
casi que ya no deberíamos ni pensarnos.
Así me paso el día, en el sofá,
esperando a volver a trabajar
pensando cosas que podríamos hacer
ahora que no estás otra vez.
Y mañana, mañana volverá a ser más de lo mismo
aprovecharé la siguiente guardia
para volver a dejar la cama hecha
y en el suelo tiradas tus bragas.. otra vez...
Veinticuatro horas de trabajo contra la vida.
El silencio me recibe.
Otra vez... otra vez mi casa está vacía.
Lo has vuelto a hacer. Te has vuelto a marchar.
Como siempre que te vas, dejando la casa recogida como nunca:
sin tu ropa en los armarios, los platos lavados y hecha la cama
y en el suelo tiradas tus bragas.
Como para recordarme tu no ausencia,
tu calor a mi lado a la hora de dormir
tener a quién mirar en la oscuridad de la noche,
tener con quien reír a tientas
como descubriendo qué somos juntas
buscando esa materialidad que no somos
ya que no nos podemos coger en brazos y guardarnos
ni tampoco sacarnos para enseñarnos a nuestras amigas y camaradas,
casi que ya no deberíamos ni pensarnos.
Así me paso el día, en el sofá,
esperando a volver a trabajar
pensando cosas que podríamos hacer
ahora que no estás otra vez.
Y mañana, mañana volverá a ser más de lo mismo
aprovecharé la siguiente guardia
para volver a dejar la cama hecha
y en el suelo tiradas tus bragas.. otra vez...
Monday, June 3, 2019
Asín semos
Podría explicarte lo infinito que hay dentro de mi pecho, lo oscuro que puede llegar a ser. Podría, igual que podría no hacerlo.
Quizás no debería hacerlo porque tú ya lo sabes, lo has visto, abriste mis entrañas a fuerza de facilidad. La facilidad de tu sonrisa, la facilidad de abrirme un escondite cuando el mundo me obliga a salir.
No será porque el camino no haya dado vueltas para que lleguemos a este punto. Porque cuando yo más seguro estaba de que no, que yo ya no, pues tú dijiste con todo el anarquismo que llevas dentro, con toda esa tranquilidad que emanas, ese deslizarte por la vida sin presiones ni prisiones, ni prisas, que ahí estabas para crear la revolución más calmada, en la tierra no ansí como en el cielo, que el único que nos queda es el que (no) vemos.
Y luego vino eso de mirarnos a los ojos y no decirnos nada salvo vergüenza y te quieros, y llegó acostumbrarse a no sufrir por hablar con alguien cada día, por querer de nuevo ver varias noches una persona, no una persona sino UNA.
Podría explicarlo... o quizás no, pero mejor así, dejémoslo estar estando nosotras, que no sabemos si acabará o cuándo lo hará, pero puedes contar conmigo como contaba siempre aquel poeta del que ya no me acuerdo, oh sorpresa.
Olvidémonos de más poetas que se nos da bien, y sigamos haciendo lo nuestro, que se nos da aún mejor.
Wednesday, April 24, 2019
Murieron los poetas.
Los poetas ya murieron
en el momento en que nacieron.
Acabaron los motivos
los mundanos y los divinos.
Desaparecieron los sentimientos enterrados
y las circunstancias no (r)evolucionaron.
Ya no esperen Lorcas, Albertis, Hernández ni Machados.
No esperen Nerudas, Dickinsons, Plaths ni Whitmans.
Se desvanecieron todos
en el círculo eterno de la Historia.
Entonces, ¿por qué escribir?
Escribimos porque escribimos.
¿Por qué escribir?
Porque escribir.
en el momento en que nacieron.
Acabaron los motivos
los mundanos y los divinos.
Desaparecieron los sentimientos enterrados
y las circunstancias no (r)evolucionaron.
Ya no esperen Lorcas, Albertis, Hernández ni Machados.
No esperen Nerudas, Dickinsons, Plaths ni Whitmans.
Se desvanecieron todos
en el círculo eterno de la Historia.
Entonces, ¿por qué escribir?
Escribimos porque escribimos.
¿Por qué escribir?
Porque escribir.
Sunday, April 21, 2019
La rabia, la tierra.
Que sea la rabia una tierra verde y fértil
que sea la injusticia diaria semilla.
que sea el odio regadío primaveral.
que sea el fuego el sol fortalecedor.
Trabajemos la tierra con tesón,
con la horca y el rastrillo
dejémonos sangre y sudor
usemos la hoz y el martillo.
Que florezca de nuestro trabajo el amor
que sea libre, sin juicios ni miedos.
Que crezca una patria ancha e impura,
que no sea sólo sueño y lo haga de verdad.
que sea la injusticia diaria semilla.
que sea el odio regadío primaveral.
que sea el fuego el sol fortalecedor.
Trabajemos la tierra con tesón,
con la horca y el rastrillo
dejémonos sangre y sudor
usemos la hoz y el martillo.
Que florezca de nuestro trabajo el amor
que sea libre, sin juicios ni miedos.
Que crezca una patria ancha e impura,
que no sea sólo sueño y lo haga de verdad.
Saturday, April 13, 2019
Los ángeles existen.
En el imaginario colectivo lo tenemos claro, una luz blanca, pura, que abre el cielo por la mitad, de fondo puede que incluso suenen cánticos corales, un ser alado desciende, trae la paz consigo, trae consuelo, nos arropa en su regazo, nos susurra al oído que todo irá bien, que confiemos. En ese momento sentimos un calor reconfortante, el miedo y el dolor dan paso a una cierta calma, un calor que nos inunda el pecho y nos hace sentirnos vivos, más vivos que nunca, y más tranquilos que nunca. Respiramos hondo mientras cerramos los ojos, y seguimos, nos enfrentamos a ese gigante ya sin miedo, inspirados por ese ser, ese ángel que ha venido a rescatarnos en el momento más duro, cuando más falta nos hacía.
*****
Son las 8h de la mañana, la luz entra por la ventana y los primeros rayos de sol iluminan la habitación como cada día desde hace siglos, sin embargo, ésta no despierta a nadie. Hace ya tiempo que antes de que amanezca abre los ojos a la espera de que un milagro ocurra.
Está cansada, muy cansada.
Sus manos ya no son lo que eran, con ellas solía dibujar, probablemente haría paisajes, y pintaría personas en las que proyectaría su alma, sus anhelos, toda una vida que en cierta manera pasa a ser real cuando nos enfrentamos a un blanco dispuesto a acoger, imágenes, letras, notas... La fantasía ocurre y nos libera, pero a ella ya no.
Le gustaría odiar el tacto de las sábanas pero apenas las siente, hace tiempo que está tumbada, hay cambios de posición pero apenas varían su perspectiva del mundo. Un mundo en el que tiene que llevar pañales, en el que a veces se atraganta con la comida, un mundo que fue desapareciendo a medida que se fue quedando sin vista.
Pero lo más duro es pensar cada día, querer huir de una vida que ya no es, de un cuerpo que no es el propio, del dolor diario de ese que no se alivia con pastillas.
Las lágrimas de vez en cuando son la mejor forma que tienen de expresarse pues su habla torpe no alcanza.
Y un buen día lo sientes, hay un ángel a tu lado que te ha estado cuidando durante décadas, un ángel que ha estado a tu lado sin descanso, con momentos mejores y peores, pero teniendo la capacidad de abrigarte en los momentos más fríos, de iluminar tu cara con una sonrisa a pesar de todo. Porque siempre estaba ahí... cuando las malas noticias fueron llegando, cuando se te tenía que lavar, cuando tenías que comer, cuando querías escuchar una historia, también cuando había que reír y estar contenta...
Porque los ángeles existen te prestó sus manos para que pudieras llevar acabo un último acto de libertad, el más importante de tu vida, el que te daba ese descanso que llevabas tanto tiempo pidiendo. Unos tragos... difíciles como siempre o quizás como nunca, y por fin el descanso.
No sabemos qué te dijo tu ángel de la guarda en esos últimos momentos, no sabemos cómo lo vivisteis, y tampoco hace falta.
Solo queda la certeza de que trajo paz mucha paz, y quizás, quién sabe, en ese momento sentiste un calor reconfortante, quizás el miedo y el dolor dieron paso a una cierta calma, un calor te inundó el pecho y te sentiste viva, más viva que nunca, y más tranquila que nunca. Quizás respiraste hondo mientras cerrabas los ojos, y seguías, más libre que nunca enfrentándote a ese gigante ya sin miedo al que ya habías vencido, inspirada por ese ser, ese ángel que siempre estuvo en los momentos más duros, cuando más lo necesitabas.
Los ángeles de las películas, de esa construcción que ha creado el catolicismo son fáciles de identificar, lo difícil es ver aquellos que son de carne y hueso, aquellos que están a nuestro lado a diario pero que no llevan un halo, alas ni una luz que los ilumine desde el cielo.
Ángeles que nos quieren lo suficiente para dejarnos ser libres, para poder vivir, para poder morir.