Thursday, April 18, 2013

Odio


Tres hogares en tres zonas diferentes del mundo. Tres niños inocentes que quieren y son amados con locura por sus familias. Y hasta ahí llegan las semejanzas, ¿o no?

Simiya, 13 años, vive en Sudáfrica. Es hijo de una pareja denominada “coloured”. Su padre es descendiente de la población  holandesa que colonizó esas tierras y que no conoció una relativa igualdad interracial hasta 1994 cuando se realizaron las primeras elecciones plurirraciales. Se había casado con una chica que vivía en su casa y hacía las tareas del hogar. Era negra. Su familia rica, como la gran mayoría de la población blanca en ese país, se había opuesto en un principio al matrimonio. Pero poco a poco fueron aceptando la situación e incluso llegaron a alegrarse cuando se enteraron de la llegada de Simiya al mundo.

Carlos Alberto Sánchez Guevara nació en Zapatinni Cue, distrito de Yhú, Paraguay. Ahora tiene 15 años. Es hijo de campesinos pobres, conoce de sobra la realidad que supone el hambre diario. Comer a base de pan y sopa. Que le duela el estómago porque hace días que no se lleva nada decente a la boca. Sobrevive con las pocas familias que quedan en esta zona a algo más de 200 kilómetros de Asunción.

Melissa Parks, Nueva York ciudad. Tiene 12 años. Su padre trabaja en una empresa de telefonía móvil mientras que su madre se dedica a cuidar de ella y de sus tres hermanos. Hasta ahora ha hecho la educación primaria en casa, pero cuando llegue el invierno comenzará a ir al instituto. Aprenderá Historia, la guerra de Secesión, los presidentes de los EEUU, la guerra de la Independecia; Matemáticas, trigonometría, geometría analítica, derivadas; Literatura leerá a Joyce y su Ulises, Romeo y Julieta, Lord Byron… Pero sobre todo hará muchos amigos, se divertirá, etc.

Todos estos chicos viven, sin saberlo, realidades que están completamente relacionadas tejiendo una red de horror que condena a demasiada gente al sufrimiento y el dolor diario.

La frialdad del reloj se hace notable a medida que caen los granos de arena, quedan menos instantes de risas, de abrazos en la cama, de la despreocupación del día a día.

10 de septiembre y un señor sin rostro llama por teléfono. Tan sólo una sombra desconocida. La conversación apenas dura un minuto.

-It’s the moment. Do it tonight.

-Claro, parcé. Délo por hecho.

El efecto mariposa ha comenzado.

Son las 00.01 en Zapatinni y Carlos se despierta sobresaltado por los gritos que oye en la casa. Apenas le da tiempo a reaccionar, una figura que no conoce le ha agarrado del pelo y lo lleva a rastras fuera de su casa.
En el pasillo se encuentra con su hermana de 19 años y su madre, ambas llorando. Su padre se desangra a su lado debido a las balas que han perforado su cuerpo.
Pide clemencia con la mirada mientras ve cómo queman su casa con sus pocas pertenencias dentro.

-Putas, deberíais haber hecho caso al gran jefe. Eran sólo unas semillas. –Exclama uno de los cobardes mientras desgarra la ropa de sus presas.

Carlos, impotente, intenta luchar contra los desgraciados que ahora se dan un puerco y violento festín con su madre y su hermana, pero es inútil. Son más y más fuertes.
Jura vengarse si vive para contarlo.

Cuando todo acaba ha quedado huérfano de padre y madre, su hermana ya no jugará con él. Lo que antes llamaba casa ahora no son más que cenizas y el campo que antes usaba para malvivir ahora será ocupado por otros.

-¿Le matamos?

-Déjalo, va a morir de hambre.

Carlos se aferra a lo único que le mantiene con vida, a la promesa de que en un futuro se hará justicia. El odio.


*****


Han pasado ya unas horas desde que Carlos se desmayase en sus terrenos.
El ruido de la ciudad va acorde con la frenética actividad de ésta. El Sr. Parks camina tranquilamente hacia su oficina. Viene de una reunión importante. Está a punto de cerrar un contrato con una de las empresas más conocidas de telefonía que no atraviesa sus mejores momentos financieros.

Va absorto en sus pensamientos; en su hija y el fin de semana que le había prometido en el zoo. “Ya va siendo hora de lo cumplas, joder. A este paso cuando te quieras dar cuenta no querrá saber nada de ti”.

Un avión pasa cerca de donde él está. “Como le gustan a Melissa los aviones, podríamos irnos de vacaciones a Disneyland o algo así”.

Está a punto de cruzar la calle cuando de repente todo se queda en silencio…

Siente un dolor intenso en los oídos que se le han taponado. Es tan fuerte que se ve obligado a abrir la boca. ¿¡Qué ha sido eso!?
Apenas le ha dado tiempo a ver una bocanada inmensa de fuego proveniente de los gigantes que miran desde las alturas la ciudad de Nueva York

Ve cómo la gente corre gritando. Se encuentra desorientado, no puede oir nada, todo va a cámara lenta. Echa a correr, pero a los pocos segundos un bloque de hormigón detiene su avance. Como él cerca de 2.000 personas caerían aquel día.
No podrán volver a ver a su familias, cumplir sus promesas, despedirse…


*****


Simiya se levanta hoy ido, movido por una fuerza que no sabe de dónde proviene, apenas siente. Pero padece, y mucho.
Se viste despacio, apenas consciente de que lo hace. Baja las escaleras desde su habitación y pasa al salón. Se sienta en el sofá y espera a que llegue su padre que se está terminando de anudar la corbata.

-Papi, ¿me explicas otra vez lo que le ha pasado a mamá?

-Venga hijo, vámonos. Hoy va a ser un día duro. Llora lo que necesites, no eres más débil por ello.

-Es sólo… que la voy a echar de menos.

Hacía años que el Apartheid había acabado. Sin embargo, aún quedaban personas que no habían aceptado la situación, que no habían olvidado tantos años de injusticia.
Consideraban a la madre de Simiya una traidora.
Un día mientras iba a hacer la compra, la dispararon.


*****

Cualquier parecido con la realidad es una mera cuestión de probabilidades.

2 comments:

Anonymous said...

mejor que all in, pero demasiado alejado de tu realidad día a día. Tu compromisos con ideales abstractos resta autenticidad a los textos. abusas de las comas, muchas parten sintagmas. Puede parecerte una tontería normativa, pero rompe mucho el ritmo del que lo está leyendo: en mi cabeza el texto no suena como en la tuya. Te animo a seguir, eres bueno.

NelsonMonPi said...

Gracias :). Lo de las comas es algo que estoy trabajando pero no termino de encontrar el punto exacto. ¡Poco a poco!

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