Tuesday, April 16, 2013

All In


El póker es un juego complicado, hay muchas reglas, muchas matemáticas, etc.
Es divertido sin duda… cuando se gana. Es más jodido cuando se pierde.
Sin embargo, y siendo cierto esto último, quizás, sólo quizás, el perder es lo que te hace volver a jugar.

Hay una regla de oro en el póker, es lo primero que se aprende cuando uno empieza a jugar: JAMÁS hagas un “all in” para recuperarte.

Cuando te sientas en una mesa después de haber perdido corres el peligro de dejarte llevar por el desánimo, por la rabia y la desesperación, y con ello jugarte todo aún sabiendo que vas a perder.

Pero está en el ser humano… Un solo gesto de tu rival te puede hacer resbalar, apostar por algo que en el fondo sabes que no va a ir bien, que es imposible que te dobles.
Pero esa mirada profunda te hace dudar, un pequeño guiño inventado por tu mente confusa (o no) te hace pensar que quizás esa sea la tuya, que el destino te ha deparado algo de buena suerte por fin. Y te lo juegas todo…

Pierdes, y te desesperas aún más. Has apostado tus ahorros y ya no te queda nada más que el trabajo diario. Te odias por no haber sido más racional, por no haberte agarrado a lo que ya tenías (que no estaba nada mal): esa seguridad y esa comodidad que te habías trabajado.
Lo has perdido todo, y ya no podrás jugar durante un tiempo.

Pero es posible que sea necesario caer en el fango, e incluso revolcarse bien en él, para salir a flote. Incorporar la experiencia de la derrota a tu mochila para futuras partidas. Saber que mientras tu vida no dependa de este maldito juego aún estás a salvo.

La clave es recuperarse bien del golpe hasta que tus entrañas no decidan por ti.
Una vez hecho, vuelve a introducirte en el juego. Aprende bien cómo son tus rivales y elige aún mejor a tu contrincante final. No vuelvas a caer en los mismos errores de antaño.

Con todo esto claro, ve a por todas. Apuéstalo todo. Y quién sabe… quizás sea posible, aunque nunca se sabe, que hayas elegido al contrincante adecuado.
Pero recuerda, cuando te lo haya dado todo, compártelo. Pues lo más importante de este juego, al igual que en otros, es divertirte y tener a alguien al lado con quien disfrutar.

Tuesday, April 9, 2013

Adiós, José Luis.


Descubrí un escritor en él hace relativamente poco tiempo, cuatro o cinco años máximo. No fue porque estudiara su obra en la escuela, no fue porque me topara por casualidad con un libro suyo en mi casa. Para nada…Me lo recomendó mi madre (qué apropiado, ¿verdad?). Bendito aquel momento en que seguí su consejo para abrir la dura tapa de Sonrisa Etrusca.

¡Qué delicia!

Entre sus páginas descubrí algo más que un escritor.
Como en toda obra, se puede interpretar más de la persona que escribe que del propio argumento.
Me dejó fascinado la sensibilidad que desprendía en cada encuentro con su nieto Salvatore Roncone, pero más aún, esa delicadeza que transmitía el autor, esa pequeña parte que reflejaba de sí mismo y que nos regaló a los que no lo conocíamos personalmente.

Devoré las páginas de aquel libro con un placer exquisito, como el de una buena comida francesa con vino suave.
Disfruté y paladeé cada palabra. Me emocioné cuando finalmente la “bicha” se lo llevó. Y lo más importante, lloré. Por primera vez desde que tengo uso de razón y después de la cantidad de libros que he leído, esas páginas consiguieron lo que ninguna otra había hecho: las lágrimas desbordaron mis ojos y cayeron lentamente al descubrir que toda persona entrañable a la que llegas a querer, te abandona.

Es por eso que hoy va a ser un día muy jodido, querido José Luis (permíteme la cercanía). Porque ya no te podré oir más. No podré escuchar tus reflexiones sobre tu mundo, sobre los sentimientos, sobre esa eterna incógnita que es la vida y que de momento nos esconde la justicia que tanto anhelabas para todos.

Ya he leído que te etiquetaban de filántropo, humanista… ¿Y qué más da? Mejor que cada uno te etiquete como buenamente quiera, como cada uno te sienta.
Te fuiste sin grandes aspavientos tal cual te intuíamos, modesto.
En mi cabeza te imagino con una pétrea sonrisa de tranquilidad, satisfacción y felicidad.

Adiós genio. Pero sobre todo, gracias. Gracias por toda la sabiduría que dejas tras de ti, por tu obra, por ese espíritu intelectual, por impulsar el dudar de todo y buscar alternativas.
Gracias en fin, por haber sido tú, y en cierta manera, habernos dejado conocerte.

Te echaremos de menos.

Tuesday, April 2, 2013

Carta a un amigo III: despedida.


Hola querido amigo, te vuelvo a escribir como cada año. Es curioso que en esta ocasión lo haga prácticamente en el aniversario de mi última carta…
Tengo que decirte algo que no te va a gustar, pero va a ser corto. Y si mi lees, que ojalá sea así, espero que lo comprendas y te alegres. Esta es mi tercera y última carta para ti.
Sí lo sé, es duro. Pero debes saber que eso no quiere decir que te vaya a olvidar, no señor, más bien al contrario, te voy a recordar como siempre lo he hecho pero con mayor tranquilidad y satisfacción.

En fin, jamás lo habría imaginado pero resulta que en este año he cambiado. Completamente. Podría acotar más las fechas, pero me gusta el misterio.
La verdad es que estoy viajando mucho, y aunque no puedo visitar los sitios a los que voy, la verdad es que me sienta genial. Me siento bien yendo de un sitio a otro arreglando cosillas por aquí y por allá. Pero lo mejor de todo es la calidad de la gente que estoy conociendo. Alucinarías. Bueno, miento, te reirías de mi como casi siempre que empezaba un proyecto nuevo.

Quiero que sepas compañero que este adiós es dulce, muy dulce. Porque me he quitado la losa que suponía tu sombra, el mar de dudas en el que me había sumido.
Todo ha pasado. Te había dicho que te había perdonado, y era cierto. Que te quería, y era cierto. Ya sabes que yo nunca miento cuando se trata de temas importantes. Pero la verdad es que aún no sabía como asumir tu partida, y ya hace años que me dejaste con un peso a la espalda que no siempre es fácil de llevar: el desengaño.
¡Caray! ¡Qué orgulloso estarías de mí si vieras lo que he hecho! Yo lo estoy, y mucho.

Has sido compañero fiel en muchas etapas de mi vida, en otras no tanto. Me abandonaste sin todas las explicaciones que correspondían.
Pero como he dicho, todo eso es pasado.
Ahora me toca vivir con tranquilidad, perseguir mis objetivos. Quién sabe, quizás hasta busque una compañera con la que compartir parte de mi tiempo…
Ya, yo tampoco me lo creo mucho, no se me da bien eso.

Bueno, te dejo. Ha sido interesante compartir 20 años de vida contigo, aunque muchos de ellos no lo hayamos hecho físicamente. Disfruta allá por dónde andes, si es que lo haces. Y que sepas tío, que te quiero. No te olvidaré.

Curiosidades


Es curioso, yo que siempre presumí de no ser sentimental, de no atarme a ningún sitio…llevo tres años mudándome, yéndome de casa. Pero no de varias, si no de la misma. Hoy me llevo las últimas maletas con ropa, la que me hace más formal, más guapo que diría mi abuela (para ella no hay quien me gane con una camisa puesta).

Me llevo una maleta entera cargada de recuerdos y emociones, de experiencias buenas y no tan buenas, amores, odios y pasiones que recordaré. Soy un resultado de ello.

Es curioso también que haya gente que se sorprenda cuando le digo que no voy a volver a corto plazo. A muchos les extraña que no vaya a volver a vivir en casa, con mi familia. Incluso a mi madre, quién lo diría…
Me divierte pensar que a lo largo del camino nos encontraremos muchos compañeros que dejo atrás y que con una cerveza en la mano celebraremos los recuerdos comunes con alegre melancolía.

Tercera curiosidad: mi propia sorpresa en todo esto. Pensé que me había ido ya hace tiempo y que sólo venía de visita. Es cierto que notaba que cada vez que me iba llevaba en la maleta algo más pesado, pero quién iba a imaginar que era porque aún no había acabado.

Pero sin duda lo que más perplejo me deja de todo este periplo, es que me dejo una maleta acá. Me hubiera gustado elegirla, apostar por ella, pero simplemente no cabe. Es complicado, no me la puedo llevar aunque me gustaría.
Es bonita, preciosa la verdad. Me hace sentir bien. Sé que puedo hablar con ella si quiero, me escuchará. Y ella me habla cuando quiere. Claro, es mi maleta.

Vendré a verla de vez en cuando, sólo faltaba. Y quién sabe, quizás en algún momento me la pueda llevar conmigo.

*Nota: cualquier parecido con la realidad es una malsana perversidad de mi mente diabólica. Elijan qué es, y qué no real.

Tuesday, March 12, 2013

Métanselo en la Cabeza


Déjenlo es igual, grítenme lo que quieran, despotriquen si lo prefieren e incluso acuérdense de mí y de todos mis ancestros, que poco pueden hacer. He tomado la decisión de vivir, perseguir aquello que me hace feliz. Tiene sus riesgos, nací con sibarita paladar, y no me vale cualquier cosa.

No haré caso de sus advertencias y supuestos peligros. Salirme del camino que establecen sus estrechas mentes no es un problema.
Su protección, miedo mal disimulado, no es una opción para mí. Reflejan en mí sus inseguridades. Guárdense sus “y si…”,  “hay gente que te quiere” y demás corazas demagógicas.
No de ustedes de quien hablamos, si no de mí.

Viví sin miedo hasta ahora porque no me lo pude permitir.
Pero resultó que de ello salí airoso, feliz, completo y seguro de mí mismo. Lo suficiente como para saber que temo más una vida larga con la losa de no haber hecho lo que mis entrañas ansiaban, que una corta en la que hice todo lo que me emocionaba y estimulaba.

Estense tranquilos familiares y amigos, que si alguna vez desaparezco de improviso, lo hago sin desasosiegos ni pesadumbres.
Y aunque me lloren, espero que antes o después se den cuenta del acierto de mi decisión. La razón dice que no, pero por muy admirador que sea de ésta no me permite alcanzar esa plenitud necesaria para caminar sin angustia.
Para bien o para mal, a mi felicidad no se llega pensando (aunque me de me muchos placeres), si no sintiendo.

Thursday, March 7, 2013

Grito en Salem


Quise tenerte entre mis brazos demasiado tiempo, apretarte contra mi pecho y escuchar tu respiración en lo profundo de la noche.
Quise quererte para siempre, eterna y pura como eres, acariciando tu piel de seda a tientas.
Quise pasar las noches en vela hablando contigo durante horas y saber qué es lo que piensas, cómo eres; detenernos únicamente para beber agua y continuar despiertos hasta ver el alba. Y sólo entonces, descansar.

Descubrí que el amor no es eterno con tus despedidas, aprendí que los reencuentros felices no existen con tus visitas nocturnas.
Que quererse no es suficiente, cuando el odio es mucho más fuerte.

Porque te odio, bruja. Detesto tu mirada cristalina perfecta, tu sonrisa cálida y brillante, tu pelo salvaje, tus gemidos anhelantes…
Tus bromas sobre mi ropa y tu forma de reír sin parar, tus eternas caricias sin destino final, el sabor de tu boca en las noches de desvelo.

Habitas en mis pensamientos, en cada recodo de mi existencia. Imperturbable, clara. Vivo en un futuro imposible a tu lado, infeliz y destrozado.
Me destierro de este mundo para no verte. Descuida vieja amiga que allá donde esté, estaré bien.
Lejos, muy lejos. De ti y de tu hechizo.

Monday, January 21, 2013

La Mujer de mi Vida


Es injusto que me abandones así, sin mediar palabra, sin dar una pequeña señal que me indicase que el final estaba cerca.
Que te vayas sin una nota, sin explicación alguna, sin dejarme decirte que te quiero y que siempre lo haré.
Que desaparezcas de mi vida sin más, cuando ayer reíamos sentados mientras cenábamos tranquilamente en el salón que hoy llora tu ausencia.

Me dejas único con mi sombría existencia, sin nadie a quien cuidar ni acariciar.
Solitario para la vida, inexperto sin tus consejos.
Expuesto sin tu sonrisa protectora, frágil sin tus abrazos.
¿Cómo podré superar tanta falta de todo?

Lloro contigo en mi regazo. Confío en que mis lágrimas sirvan de bálsamo para tus heridas que ya no sangran más que en mis recuerdos.
Te bendigo luchadora eterna, compasiva como pocas. Que tengas un buen viaje.
Se feliz allá donde habitan los que nos dejan.

Sólo te pido mamá, mamita mía que tanto me cuidaste de crío, que no olvides que este hijo que dejas te extraña. Que no te olvidará, que te debe la vida y su persona, que te ama, en fin.
Mamá, mamita mía, descansa luchadora, que mientras yo camine, tú seguirás viva.