Sunday, November 2, 2014

La aventura...

La aventura fue en su casa, en la intimidad de la oscuridad.

Mi crimen fue quererla por una noche; el amor es a veces así de corto.
Por qué la quise, no lo sé, quizás fuera el suave roce de sus labios en los míos, su mirada desecha, cómo se estremecía entre mis brazos, la ternura con la que me cogía de la mano, me acariciaba...

Mi crimen fue despedirme como si no fuera a haber mañana, dejarla allí con misterio, desear volver a verla y no decirlo. Su pelo, su olor que me persigue...

Mi crimen fue saber que era distinta y que no me importase, ver más allá de lo que aparentaba y dejar que entrara. No aburrirme con ella, no estar incómodo abriéndome tan pronto.

Mi crimen fue quererla o quizás pensar que ella también lo hizo. Rendirme a su forma de hacerse la ofendida, hacerla reír adrede, engancharme a esa imagen suya, casi de felicidad. Que me conociese sin habernos visto, que me susurrara al oído..

Mi crimen fue... O puede que sea quererla, y no saber por qué. Haber vuelto a la realidad, mirarla a través de un cristal opaco y recordarla, idealizarla. Pensar y escribir aquello que pudo ser y no es. 

Mi crimen es quererla y no saber por qué.

Saturday, November 1, 2014

Reino Oscuridad

"¿Alguna vez has acariciado con el corazón?"

Mi abuela solía preguntarme eso cada vez que me veía, incluso cuando estaba postrada en la cama y yo iba a llevarle su sopa de migas de pan que apenas tocaba.
Me miraba fijamente a los ojos, a veces ni siquiera, y me lo repetía una y otra vez, la pregunta que en un futuro pienso repetir a mis hijos hasta la saciedad.

"¿Alguna vez has acariciado con el corazón?"

Lo que mi abuela no me dijo es que había más formas de acariciar. La primera vez que lo hice sin utilizar mis manos fue cuando tenía 17 años, fue con la mirada. Tensa pero perfecta, una sola vez fue suficiente para decirnos todo aquello que jamás fuimos capaces de explicarnos con palabras, no porque tuviéramos miedo a expresarlo, lo hicimos lo mejor que supimos, si no porque no había significantes en ningún idioma que conociésemos para expresar ese estado transitorio entre locura y drogadicción que vivimos.
Pero acabó, como un barco a la deriva en medio de una tormenta se hundió en la oscuridad del más profundo pozo mientras la lluvia salada empapaba mis mejillas, sin derecho a segunda a oportunidad.

He vuelto a acariciar sí, pero nunca con el corazón, porque no sé hacerlo. Porque la vida me vive sin que yo pueda remediarlo ni opinar al respecto. He recorrido el páramo que atravesaba el bosque que salía de aquel pozo en soledad, con la amargura de la mano, sin luz, hasta el punto de quedarme ciego. Pero no fue malo...

Comencé a escuchar almas vagabundas que no había sido capaz de percibir a mi lado víctima del ensimismamiento que genera la tristeza. Aprendí a interpretar sentimientos profundos de los que ellos mismos no eran consciente y comencé a darles forma, hablé con ellos, les preguntaba cosas al respecto, el por qué habían elegido ser sombras y en ese momento sus miradas vacías me penetraban como hojas de cuchillos dejando en mí una frialdad difícil de calentar: "¿Es que acaso tenemos otra opción? ¿Debemos creer en nosotros mismos?"

-¿Y en quién si no?

Las conversaciones con caminantes me hacían sentir bien, allí abajo en lo más hondo, nadie te puede juzgar, todos estamos al mismo nivel, y es cuando cualquier atisbo de esperanza te relanza hacia la superficie. Yo disfrutaba encontrando ese resquicio, pero no se lo daba, dejaba que ellos llegasen a él, a SU verdad. Aquella que les hacía dudar entre las incógnitas como lo hace el mar en la orilla, que no sabe si viene o si va.
Me miraban como sin querer creer que merecía la pena intentarlo, pero incapaces de no hacerlo. Y se iban y yo, más Parca ya que sombra, pues el tiempo en la oscuridad desgasta aún más, buscaba otro errante al que ayudar no por ellos, si no por mí.

Poco a poco me fui quedando sólo incluso en lo más lóbrego del camino dejé de escuchar a Tristeza y fue su prima Soledad la que invadió el reino, mi reino de tinieblas en el que me sentía a gusto, bajo un halo de raciocinio que me hacía ver que ese era mi terreno y de nadie más. Un lugar en el que descansar del ruido en el que siempre había vivido, por debajo del amor y la alegría, de la risa y los nervios, más allá del odio y el rencor, la venganza y la tiranía; donde sólo habito yo.

Se preguntarán cómo voy a enseñar a mis hijos entonces a acariciar con el corazón. Pues bien, soy un gran actor, pero aún mejor farsante. La oscuridad es la ausencia de luz, pero para reconocer a la primera tienes que haber vivido la segunda, y siempre podré contar que acaricié con la mirada, porque ni siquiera a mis hijos permitiré que me roben lo único que es mío por derecho propio y de nadie más. Aquello que gané a pulso. Mi reino, mi yo, mi todo. Mi tranquilidad.

Thursday, October 30, 2014

Menú del día

Entrante: Ensalada de rúcula, tomatitos cherry espolvoreado con parmesano.
Suave y fina, con un toque de carácter, una risa que da un ligero aroma con personalidad y que hace que te abras a lo que vendrá. Un fruta que engaña. Cuando la pruebas y quieres parar, es tarde, se ha acabado. Sin embargo, nunca te abandona su buen gusto y sólo esperas probarla de nuevo.

Plato principal: Paloma torcaz con salsa de mango.
Casi única cuando me besaba, distinta en su forma de mirarme, acompañaba a su semblante un toque de pasión, escondida en una mirada de dos texturas al paladar, también había un leve deje pícaro: dulce y salado. Preciosa en su presentación, me quedo sin palabras.

Postre: Helado de frutos rojos.
Dulce, como el reflejo de sus ojos en la distancia, frío como el recuerdo de haberla conocido, pacifista, pero nunca pacífica.

Sin duda un menú exquisito, pero al llegar a casa como cada día, lucho contra las caries que amenazan mis placeres.
Quizás, no lo sé, sea hoy el día de comenzar a hacer dieta. Pero mientras, no te olvido. Por fin, sabor amargo.

Wednesday, October 15, 2014

Cómo conocí a vuestra madre.

 -Ella me prometió una mirada azul y brillante, quizás algo juguetona. Me insinuó que sería divertido, que podríamos probar, que por qué no iba a ser ella.

Con su desparpajo descartó cualquier momento de aburrimiento mientras estuviéramos juntos, sin importar el dónde.
Habló entrecortada, con lágrimas en los ojos, y me hizo ver una montaña de sentimientos a su lado, una aventura, una profundidad en su manera de vivir la vida que me atrapó; desconcertado y perdido.
Debatimos, le hablé de mis escritores y ella a mí de los suyos, me aleccionó de cine y supe que nunca habría silencio entre nosotros.
Me miró fijamente llena de ternura, ansiosa, y entendí al instante que me había equivocado: habría silencios perfectos.
Me cogió de mi mano caliente en comparación con la suya, y sentí que me traería paz cuando la necesitase (a la paz o a ella).
Se apoyó levitando en mi pecho para despedirse con un trémulo e intenso beso en la mejilla. Intuí su dulce y suave sensibilidad.

Me llevó a bailar y el miedo al contacto se fue venciendo.
Me gritó discursos apasionados con los que no siempre estaba de acuerdo, y el miedo a pelearnos se desvaneció.
Me contó chistes con su acento del sur; doblando su naricilla, y el miedo a llegar a detestar aquellas cosas suyas que me encantaban desapareció.
Me echó la bronca muchas veces y el miedo a que no pudiéramos convivir se transformó en amor.
Me habló de viajes y de que sólo tenemos una vida, que luego dejamos de ser, y mi miedo a meterme en líos y a morir me abandonó.

Y así fue todo.

-Pero… ¿y entonces tú que hiciste papá?


-Esperar y enamorarme, hijos míos.

Monday, October 13, 2014

Despedida.

Todas las historias tienen un fin, y como tantas otras, ésta no es una excepción.

Se fue y no volverá, con el viento gélido de la guadaña exhaló su último suspiro y el mundo nos ha dejado huérfanos de una de esas mujeres anónimas que cambió el mundo y probablemente no lo sabía. 

No va a estar en las revistas, ni en los periódicos, tampoco va a ser noticia en los telediarios, ni se escribirán sentidas necrológicas más allá de ésta y de –ojalá– alguna más de familiares y amigos.

Marca un antes y un después porque ahora cuando estoy entre esas paredes de aspecto tristón ya no actúo igual. No saludo igual, no estudio lo mismo, me abstraigo aún menos si cabe e incluso me animo a hacer visitas extra para hablar con aquellas personas con las que se crea esa divina conexión que hace que sólo con escuchar estés ayudando, y lo más importante, que sean ellas las que quieran que estés. “Curar cuando se pueda, aliviar a menudo, acompañar siempre”.
Hacer esa carga menos pesada, de igual a igual, a veces con una pastilla, a veces dando una mano mientras llora.

No estaba presente. Me cuentan que fue en casa tranquila entre sus más queridos y sonrío: “Así debe ser”. Quizás después de todo, algo están consiguiendo desde este pequeño recodo del mundo para que fallecer sea algo menos traumático.

Así que hoy toca hacer algo así como un juramento, parecido al Hipocrático, pero más personal. Algo sobre lo que he hecho reflexionar a las personas que han tenido a bien dejarme entrar, ya sea a través del taller, una conversación o una chapa más monólogo que otra cosa. Ahí va:

Te prometo que haré todo lo posible por ser y saber más, permanentemente.
Te prometo no dejar que los años y el dolor que vea me hagan frío e inhumano.
Te prometo no olvidar que cuando estás en una cama quieres personas, no robots que te traten una enfermedad y nada más.
Te prometo implicarme con los pacientes a nivel emocional en el mayor número de casos que me sea posible.
Te prometo que voy a hacer lo posible para que cada día la clínica sea más humana.
Te prometo no olvidar que estoy escribiendo esto y por qué lo estoy haciendo.
Te prometo no olvidar lo que me has hecho sentir y lo que has significado para mí.
Prometo no olvidar tu sonrisa.
Prometo, no olvidarte.

Hasta siempre Marta, descansa.

Thursday, October 9, 2014

Brown sugar

Brown sugar take me to the place
I’ll always be in haze
cause I’m so in pain
I don’t wanna feel at all.

Why is this world so blue,
oh dear brown sugar, huh?
I'll still looking for the clue
that brings me the truth.

Brown sugar take me out from the cliff
I think a lot, is not such a big jumping
Nothing in my soul to keep,
but darkness full of wasted lips.

As I walk the corners through,
I bet to life all I can put,
so now brown sugar won’t you please
give me a break, give me some relief.

Maybe Cobain was right,
best option is to scape,
brown sugar bring me back,
I just wanna feel Dreamland.

Trust me it won’t be long,
‘till all the past comes along
to make me remember
I wasn’t that nice and clever.

So come on please brown sugar,
I won’t be asking for responsibilities
I’m willing and ready
won’t you bring me happiness brown sugar?

Wednesday, October 1, 2014

Paz pública y universal

Tan fácil como estas notas que escribo,
tan sencillo como decirle hola a tu última sonrisa,
tan fácil como dormir bajo tu abrigo,
tan sencillo como que tu piel fría me tranquiliza.

Ríos de plata corren por mis venas,
polvo de desgastada madera,
todo por servir a quien renta
al demonio que aún hoy venda
a las momias del futuro deshechas
en las esquinas a cambio de menta.

Porque en nuestro escudo hay ovejas
que van al psiquiatra bien dispuestas.
Cuando la hierba que comen apesta
entre jirones de libros de biblioteca
ajados y manoseados, sin meta.
¿Es mucho pedir que entretengan?

Tan fácil como estas notas que escribo,
tan sencillo como decirle hola a tu última sonrisa,
tan fácil como dormir bajo tu abrigo,
tan sencillo como que tu piel fría me tranquiliza.

El palo de madera escupefuego avisa
hoy se sirven tus sesos con cerveza fría,
entre gritos de insurrección y orgía,
te vas a quedar sin ceros, con tu cuenta vacía.
No me hables más de control y educación
la mía se ahorcó con el puto cinturón.

Entre balbuceos y lágrimas vendrás,
arrastrándote sin resquicios de dignidad
y yo con una sonrisa dibujada en la boca
saludaré al pájaro de mil colores que te destroza
y a la Libertad putrefacta de Europa
mientras allá a miles de niños violan.

Tan sencillo como dejarse seducir
por esa mujer encerrada en un bastión.
Tan fácil como salir a la calle y decir,
queremos: queremos revolución.