Ya que vinimos y fuimos
vámonos pronto sin miedo
cada uno a su vida,
sin ningún tipo de lamento.
Cojo un par de sueños que me dejé
andan marchitos entre tus sábanas
voy a olvidarme de que esperé
tú por favor guarda en secreto mis canas.
Un día de espejismo, quizás de más,
la suerte del principiante
maldita pasajera con aires de sirena
aún no aprendí tus maneras.
Esa gula desmedida de alegría
esa sonrisa tonta con la maleta lista
esperando el tren de vuelta que te traía
dónde sólo encontré humo y ceniza.
Quizás sea la tradición que acecha
impaciente en cada esquina
demasiadas veces disfrazada
con aire fresco y manto de alegría.
Gasté mis peros y mis excusas
ya tengo las cajas embaladas
listas para dar tumbos de ciudad en bar
hasta el próximo espejismo.
Sin embargo, vieja amiga,
démonos un último placer
saca ese alivio tuyo del fondo
que ya tengo la guitarra y cerveza fría.
Que se una tu amigo,
que mira desde la lejanía
tú marcas el compás como solías
yo te sigo, un último viaje.
Sale el sol y el día llama,
me retiro, con una sonrisa
la ironía del sirviente
hasta siempre, de mi pluma.
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Monday, August 29, 2016
Monday, July 25, 2016
Un día más en la oficina
Una semana más en la oficina
donde María escapa a la rutina
Ester teclea y aún se imagina
en brazos de su mochila
lista para emprender una nueva vida
sin ataduras, deberes ni ira.
Una semana más en la oficina
Carlos mira a María sueña con su sonrisa,
si sólo... si sólo le diera una cita...
¿Cómo puede la maldita
día tras día ser tan adivina?
Un segundo, magia: una caricia.
Un día más en la oficina
Carla escribe las noticias
se la ve por fin decidida,
es hora de hablar con Ester, suspira,
sus ojos lindos se iluminan,
quizás por fin tenga una familia.
Un día más en la oficina
yo cojo el libro soy el que contabiliza
miro a los demás, lo pongo en tinta
los números cuadran, sus historias.
La mía es pura narrativa,
esperar, ley universal maldita.
El nada en quien nadie se fija,
sumas y restas en cuadrillas
corazón a cambio de cortesía.
Soy el que escribe, lleno páginas vacías
ajeno a esta tierra baldía
soñándome libre: es un día más en la oficina.
soñándome libre: es un día más en la oficina.
Tuesday, July 12, 2016
Temps de mar, temps de vent i sal
Són temps de mar.
Temps de vent i sal.
Mars que ens xiuxiuegen
nits de taula i família
cavalcant, cercant la vida
que s'amaga en la quotidianitat del dia a
dia.
Són temps de mar.
Temps de vent i sal.
Vents que amb el seu sospir
ens recorden que mai es tria fugir.
Mirant l'horitzó, atrevint-se a gaudir
esprement les imatges perdudes del paradís,
del teu somriure d'ahir.
Són temps de mar.
Temps de vent i sal.
Sal, amarga lliçó de vida.
Els crits, els plors, les morts i la
injustícia
allà per on l'ésser humà camina.
L'Esperança pateix, una mica tímida
encara espera la seva crida.
Són temps de mar.
Temps de vent i sal.
Monday, July 4, 2016
No hay tanto pan.
Ni para los chorizos ni para Omar
no hay pan, no hay pan
un niño culpable de rezar el Corán.
Un pequeño que ya conoce el mar
por su viaje, por el que creó de tanto
llorar
Ni él ni sus hermanas… no hay pan.
Tampoco para mi amiga Iris,
cuya rabia no pudo proteger su casa
puta estafa, perdón, dije crisis.
La misma que dejó sin cama
a mi abuela que murió de tisis
el derecho a la vida, sólo hasta que
nazcas.
Pero habrá pronto un castigo,
y votos para la justicia
en este presente baldío.
Que no descansen sus avaricias
el pueblo aún no acabó su camino.
No nos dimos por vencidas.
Las calles volverán a iluminar ardiendo
a pesar de todos los sin perdón
que defienden este estercolero.
Los que anteponen la vida de un
contenedor
antes que la de su vecina del tercero
No extraña, no deben soportar su propio
hedor.
Ni para los chorizos ni para Omar
no hay pan, no hay pan
pero de él aprendí que siempre se puede volar.
pero de él aprendí que siempre se puede volar.
Wednesday, June 29, 2016
Odisea
Entre la muchedumbre y sus gritos
escucho tu voz que me susurra:
NO QUIERO SER TUYA.
No te preocupes, no quiero nada mío.
Disfrutar por fin de la facilidad,
a pesar de la distancia
aunque me consuma el ansia
nuestro único lazo: la complicidad.
Cierro los ojos y nos veo,
aquella noche en tu Parnaso
frotando nuestros cuerpos hasta el ocaso
desbrozando sus versos.
La respuesta no está en el viento,
sino en aquel gemido intenso.
Nuestros espíritus luchando cuerpo a
cuerpo
procurando ser eternos.
Venciendo cada día al miedo,
contra sus porras, en nuestro lecho
sin mordazas que aten lo bello
con el puño siempre alto: venceremos.
Esto no es una carta de amor,
no es mi lista de deseos,
te escribo agradeciendo
ese segundo efímero que me salvó.
Compañera, nunca te rindas.
Aquí te espero tejiendo esta tela
y mientras, recuerda:
por favor, protege tu sonrisa.
Tuesday, June 7, 2016
Contar con llevadas
1, 2, 3…
Las veces que veo tu cepillo
de dientes todavía en el mismo vaso donde guardo el mío.
Me gusta contar, de hecho
soy un profesional del contaje.
Desde pequeño descubrí una
magia particular en aquello de poder medir todo; las veces que mamá besaba mis
tiernos carrillos, cuánto suena la alarma antes de ser capaz de levantarme para
apagarla, el número de veces que miro el teléfono antes de llamarte…
Pero sigo teniendo
problemas.
Es que los números tienen
diferentes relaciones entre sí y de vez en cuando me pierdo con las que me
llevo.
Por ejemplo, el otro día
repasaba nuestro último paseo. Fui capaz de contar cuántas veces me miraste
directo a la cara: cinco o seis… a lo sumo siete, conté también las preguntas
que me hiciste y cuántas eran de verdad; lo primero sumaba varias decenas, lo
segundo apenas hacía una entera. También conté
las veces que intenté irme y dejar allí todo congelado hasta que otro
fantasma apareciese para aderezar esa ensalada hecha de vacío y silencios con
aliño de nostalgia y tus lágrimas (demasiado saladas, demasiado gastadas).
Sin embargo, como casi
siempre me perdí en la que me llevaba. Aquel momento en que me dijiste que tú
no, pero que si yo sí, ya tal.
También he sido capaz de
contar cuántas veces perdí la paciencia, a veces parecen pocas, otras ocasiones
parecen muchas para lo que había. Conté las veces que, algo sediento,
me sentí amado plenamente por ese espejismo de tu querer y dio justito para no morir.
En estas cuentas me perdí de
nuevo cuando me llevé humo y oscuridad.
Ya algo trastocado saqué la
calculadora a ver si con algo de frialdad y objetividad me salía el superávit
por alguna parte. Tampoco las funciones y estadísticas de ésta me ayudaron
demasiado, fiscalicé hasta la última coma de nuestro Excel y algo me debía
estar perdiendo, porque no había más que números rojos.
Tan loco me volví, que conté
las veces que contamos contigo, contando con no contar contigo, hasta que
saliesen las cuentas de tu contador que no contaba con contar.
Claro, demasiadas llevadas.
Y aquí sigo yo, contando con ese fondo buitre: el de ver tres veces cada día tu cepillo en el mismo vaso que el mío, que realmente es todo lo que puedo contar de ti, de mí, de nosotros. Porque de tanto contar ya me cansé, y por no llevarme más, ya no cuento contigo.
Y aquí sigo yo, contando con ese fondo buitre: el de ver tres veces cada día tu cepillo en el mismo vaso que el mío, que realmente es todo lo que puedo contar de ti, de mí, de nosotros. Porque de tanto contar ya me cansé, y por no llevarme más, ya no cuento contigo.
Wednesday, June 1, 2016
Paseo por mí
Soy adicto a caminar despacito.
Por Madrid, la ciudad sin barniz.
Aquella en la que los borrachos se encuentran con amigas putas
y les susurran:
¿A cuanto el polvo?
Lo dicen muy enfadados, realmente gritan:
"TE AMO", aún más desesperados
Por las pieles, aquellas que cuando me acarician hacen que me tiente.
Sí, el amor.
Las mismas que me hieren cuando no se comprometen
y hacen que me tambalee
que Soledad me esconda para protegerme.
Por ti, que bebes de mis versos.
Recuerden que soy adicto.
Por Madrid, la ciudad sin barniz.
Aquella en la que los borrachos se encuentran con amigas putas
y les susurran:
¿A cuanto el polvo?
Lo dicen muy enfadados, realmente gritan:
"TE AMO", aún más desesperados
Por las pieles, aquellas que cuando me acarician hacen que me tiente.
Sí, el amor.
Las mismas que me hieren cuando no se comprometen
y hacen que me tambalee
que Soledad me esconda para protegerme.
Por ti, que bebes de mis versos.
Recuerden que soy adicto.