Thursday, February 10, 2011

Las aventuras de Toni.

Cuando Toni (así le llamaban sus amigos) levantó su palo de fregona todos se preguntaron qué sería esa vez. Habían visto hacer tantas cosas a ese chavalín…

Tenía 20 años y todo el pueblo le tenía mucho cariño, la verdad es que no podía ser de otra manera, era una persona inocente, con una gran ilusión por la vida, disfrutaba cada instante del que disponía.

-¡Que todo el mundo se aparte, yo el gran Toni, aprendiz del gran Coperfield, soy el más grande de los magos de este mundo! Y por eso quiero que todo el mundo deje la plaza libre, voy a desarrollar el más grande de los trucos.
Todos sonrieron, la verdad es que tenía gracia.

-¡Pero ten cuidado que un día te vas a hacer daño, hombre! Gritó uno de los habitantes del pueblo.

-¡Pero como se puede ser tan osado! ¡¿Yo el gran Toni haciéndome daño?! Deja de decir chorradas, y apártate vas a ver el mayor de mis trucos.

Toni salió disparado como una bala hacia las puertas del ayuntamiento que había en la plaza…

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-Mamá, ¿te encuentras bien?

-Sí, hijo, sí, tú no te preocupes y llévanos rápido al médico.

-Esta vez te veo peor, tienes la frente empapada de sudor y te has quedado blanca como las nubes en primavera.

-¡Por Dios hijo! Cursi hasta en estos momentos…

-Lo siento mamá, me sale solo.

-Si sabes que me encanta, no seas tonto. Lo que pasa es que te sale en cualquier situación. Venga dale un poco de velocidad a esta cosa que quiero que me vean ya.

-Como quieras, estate tranquila que el médico terminará quitándote a Susi le voy a ayudar a encontrar, con el libro de pócimas, una solución para curarte.

-Muy bien hijo, así me gusta. Susi está revuelta hoy…

Cuando llegaron, Toni ayudó a su madre a bajar para que pudiera ir hasta la puerta, llamaron y esperaron a que el médico abriese.

-¿Quién va? Se oyó desde el otro lado de la puerta.

-Soy Toni, vengo con mi madre, que parece que Susi está algo inquieta.

La puerta se abrió y en el umbral apareció la cara del médico.

-Pasa, pasa. Ponla en el sofá del salón, y dala esta pastilla, voy a mirar su historial.

El médico salió de la habitación y se quedó Toni con su madre, que ya estaba tumbada en el cómodo sillón que había. El médico del pueblo era una buena persona, siempre muy servicial y amable con todo el mundo. Y desde que Susi se había crecido, había mantenido una estrecha relación con Toni y su madre.
Cuando volvió, lo hizo con una carpeta que contenía alrededor de 5 folios.

-Oye Toni, ¿te importa salir? Tengo que examinar a tu madre.

-Sí, claro.

Toni se fue hacia la cocina a esperar a que terminaran con su madre.

-Vamos a ver…

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-¡Papá, papá! Vamos a la plaza a jugar, venga papá.

-Ya voy, ya voy.

El padre de Toni cerró la puerta y salió a la calle donde su hijo -que con 15 años ya medía mas que él- le estaba esperando.

-Vamos allá. ¿A qué quieres que juguemos hoy?

-Mmmmmmm. Pues yo seré el señor de la barba blanca tan grande que me dijiste anoche.

-¿Merlín?

-Sí ese, ese, y tú, túuuuu, tú serás mi fiel acompañante, ¿vale?

-Me parece bien hijo mío.

El padre no pudo evitar sonreír, siempre le tocaba a él ser el fiel acompañante. Llegaron a la plaza y un recibimiento inesperado les aguardaba. ¡Ahí estaba Susi!

-¡¡Cuidado papá!! Que nos ataca, cúbrete.

Merlín y su fiel compañero fueron corriendo a cubrirse detrás del banco que había.

-¿Te encuentras bien? –Dijo Merlín.

-Sí.

-Ten cuidado recuerda que puede hacer magia. La última vez se hizo muy pequeña y entró dentro del cuerpo de mamá.

-Vale. ¿Cual es el plan? No aguantaremos mucho así.

-A la de tres salimos los dos corriendo cada uno hacia un lado.

-Muy bien.

-1, 2, 3. ¡Ahora!

Los dos valientes salieron corriendo, pero claro, Susi no se iba a dejar ganar tan fácilmente, hizo un movimiento de muñeca apuntando a Merlín, pero este ya se había protegido con ayuda de su vara mágica.
Susi gritó, estaba muy furiosa, y ésta vez atacó a su fiel aliado.

-¡Cuidado, que va a por ti!

Pero ya era demasiado tarde, le había alcanzado, y había caído fulminado.

-¡NOOOOOOOOO! -Gritó Merlín, mientras Susi reía-. ¡MUERE!

-¡Ya no harás más daño a la gente de este pueblo, ni a mi compañero, ni siquiera a mamá!

Y le lanzó un hechizo con su vara contra el que Susi no pudo hacer nada, que cayó al suelo derrotada.

-¡Hemos vencido, hemos vencido! Amigo, levántate su magia ya no te afectará.

Pero su compañero no se levantaba.

-¡Venga! ¡Arriba! No sabemos que más peligros nos aguardan, cuánta gente tendremos que salvar.

Nada, su compañero ahí seguía tirado en el suelo.

-Vaaaaamos levanta que ya estás bien. Papá, papá, que así no es el juego. ¿Te has dormido?¡PAPÁ QUE TE LEVANTES! ¡VENGA!

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-¡Qué bien se ve todo desde aquí!

-¡Oye Toni! Bájate de ahí que te vas a hacer daño! ¡Venga deja de hacer el tonto!

-No quiero, estáis a punto de presenciar algo maravilloso.

La gente del pueblo había empezado a asustarse. Uno sugirió que fueran a casa del médico para que viniese en seguida y hablara con él.

-Es igual, no hay nada que hacer. –Dijo otro-. Nadie le convencerá de que se baje.

-¡Con eso no ayudas!

-¿Y? No pretendía ayudar diciendo eso. Sólo digo que el médico no le convencerá. No nos oye, es como es.

-¡Ya sabemos todos como es! ¡Por eso mismo tenemos que hacer algo cuanto antes! ¡Ya está que alguien coja unas colchonetas del colegio, vamos a ponerlas. ¡Vamos, vamos, vamos!

-… ¡Ahora con todos ustedes el fantástico número del gran Toni!

Agitó el palo de la fregona y salieron fuegos artificiales de ella. Con un toque en el suelo hizo florecer una fuente en medio de la plaza con césped y flores surgieron a su alrededor. Cuando estaba a punto de hacer un tercer truco, oyó ese grito de nuevo: Susi.

-¡Esta vez te mataré! ¡No volverás a hacer daño a nadie más! ¡Esta vez acabaré contigo! Bastante daño me has hecho ya maldita, pero esta es la última vez que nos enfrentamos.

-¡Tooooooooooniiiiii! ¡Baja de ahí ahora mismo!

Por fin había llegado el médico.

-¡No te acerques, o te matará a ti también, como hizo con mi gran amigo y mamá!
-Déjalo ya, hijo. Que Susi se fue hace mucho tiempo.

-¡Pero ha vuelto! Y ahora volaré hasta ella y la mataré con mi potente arma, he estado entrenando y se que esta vez, es la mía. Por fin acabaré con esta pesadilla.

-¡TONI!

Toni saltó del balcón y se echó a volar, hacía mucho que no lo hacía, y por eso cayó unos metros hacia abajo, pero pronto recuperó la altura y se dirigió hacia Susi.
Ya no oía las voces de la gente que estaba animándolo en la lucha, ni veía nada, todo se había vuelto algo oscuro.
-Malditas seas tú y tu magia –Masculló entre dientes-

Siguió volando y cuando ya se encontraba cerca de ella, le atizó, un sólo golpe certero y preciso bastó para acabar la pelea.
Por fin se habían acabado tantos años sufriendo, tantos años llorando al fin podría descansar tranquilo, cerró los ojos y dejó que el viaje de la vida continuara.

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